Mientras se siga eligiendo por nombres y no por merecimientos, tendremos más de lo mismo. A perfectos «buenos para nada» en importantes cargos públicos en la región Loreto.

Gran parte de la paquidérmica burocracia en las entidades estatales, es porque desde siempre, la autoridad entrante llega con su séquito de personal de confianza y trabajadores, conformado generalmente, por gente del partido o que apoyó en la campaña.

Por eso nunca nos ha extrañado, porque se volvió en una expresión común y popular, escuchar en boca de los seguidores de tal o cual candidato aquello de: «cuando seamos gobierno» o «cuando estemos en el poder», como un anuncio de que todo se trata de tomar por asalto un gobierno regional o municipal.

Desde siempre venimos exigiendo que los cargos públicos de primer y segundo nivel, varios de ellos de confianza, deben ser por méritos, por capacidades profesionales, por su buena trayectoria en el sector público. Es decir, deben ser convocados o designados aquellos que respondan al perfil requerido para un puesto de gran responsabilidad.

Cuando se dice que son cargos de confianza, no significa que las autoridades van a poner a cualquier caído del palto o a un improvisado en el puesto. Es confiar en algún profesional y no de darle la oportunidad al recomendado del compadre, socio u oscuro financista de campaña.

Todos han fallado -algunos con premeditación, ventaja y alevosía- al gobernar rodeados de incompetentes. Personajes oscuros profesional y socialmente hablando. Por eso hay que abrir bien los ojos en estas semanas para ver con quienes llegan a sus respectivas gestiones las nuevas autoridades.

Elisbán Ochoa, gobernador electo, ha reiterado lo que en campaña nos dijo en una entrevista en el programa Vive Iquitos, que va a convocar a los mejores profesionales y que va a traer de la región Ucayali a jóvenes loretanos exitosos, que tuvieron que emigrar en busca de oportunidades porque aquí les cerraron las puertas.

Nosotros solo decimos que para tener un gobierno regional, municipalidades provinciales y distritales, con nota aprobatoria y que busquen la excelencia, deben considerar la meritocracia como una forma diferente de ser gobiernos, ahí sentiremos que quieren marcar la diferencia con sus antecesores.

Que los gerentes, directores o asesores, sean las personas más capaces, intachables, respetables, pulcras y honestas. Si son loretanas en buena hora, pero sí son de otras regiones del Perú, no nos jalemos los pelos ni peguemos gritos al cielo. Sí son buenos y están limpios, bienvenidos sean.

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