ESCRIBE: Patrick Pareja

Para conocer la aparición de esta literatura es necesario conocer el desarrollo, a grandes rasgos, de la llamada literatura amazónica peruana. Para tal caso, me permití dividir en dos partes: la clásica y la urbana y marginal.

La literatura en la Amazonía peruana tuvo las siguientes características:

-Folclórico y costumbrista. Muestra al hombre amazónico, al campesino, en su entorno lleno de sabiduría, en relatos absurdos o exóticos.

-Regionalista, de carácter oral, pero que los escritores han puesto en papel, como leyendas, mitos y tradiciones, que tienen influencias de las culturas aborígenes de nuestra Amazonía y que tiene rasgos de lo real maravilloso.

-Uso del castellano amazónico, el que tiene influencia andina.

-Didáctico, relacionado con la educación, la concepción fue enseñar con literatura. Los personajes son generalmente animales de la zona. Ejem. Francisco Izquierdo Ríos, Orlando Casanova Héller.

-Ha pasado desapercibida o minimizada. Es incomprendida. Aunque Ricardo Gonzáles Vigil, reconoce su presencia: «Acaso podemos extender el término indigenismo para no abarcar solo a los indios del Ande, sino también a los de la Amazonía; pero como suele entenderse indigenismo como sinónimo de literatura sobre el hombre andino, debemos remarcar que entre 1920-1941 también hubo un regionalismo interesado por la Amazonía».

Quisiera decir que ya no se desarrolla de esa manera, sin embargo es algo que vive en paralelo con lo que se viene desarrollando.

AUTORES Y OBRAS

Los que desarrollaron y desarrollan literatura amazónica

  1. El precursor: Jenaro Herrera, Tradiciones y leyendas de Loreto (1918). 38 narraciones que sigue la idea de Ricardo Palma. Tratan sobre el mito, la leyenda, la historia y la literatura oral.

Clemente Palma, el crítico oficial de esos tiempos en Lima, le hizo una crítica en Variedades. Allí la comparo con las tradiciones de su hermano Ricardo Palma.

  1. Arturo Burga Freitas. Mal de gente (1943), novela rural que destaca el castellano amazónico.
  2. Humberto del Águila Arriaga, aunque es de Moyobamba, publicó Cuentos amazónicos (1958, Editorial Aguilar, Madrid), 15 cuentos. En ellos están plasmados las aventuras y los peligros que atraviesa el hombre que subsiste en la selva. De los que se destaca “El collar del curaca”.
  3. Víctor Morey Alejo, El motelo (1958). Del que se desprende el cuento “La venganza del motelo”. Y cuyo prólogo fue escrito por Ciro Alegría.
  4. César Augusto Lequerica. Sachachorro (1942). Libro de dos partes. En la primera hay 10 narraciones entre cuentos y estampas; y en la segunda, cuatro artículos.
  5. Arturo D. Hernández, es el autor más conocido a nivel internacional. Escribió Sangama (1942), Selva Trágica (1956), Premio Nacional Ricardo Palma, Bubinzana, la canción mágica del Amazonas (1960) y Tangarana y otros cuentos (1969).
  6. Francisco Izquierdo Ríos, que comenzó con Ande y Selva (1939) y culminó su carrera literaria con Voyá (1978). Francisco es creador del famoso cuento “El bagrecico”, publicado en la Revista Peruana de Cultura Nº 9-10 (1966). Y editó el libro Mitos, Leyendas y cuentos peruanos junto a José María Arguedas, cuya primera edición data de 1947, pero que ya tiene numerosas reimpresiones en la actualidad.
  7. César Calvo. Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía (1940). A decir de Ricardo Virhuez: «El ayahuasca no solo es el vehículo sino también el objeto social de un vuelo intenso, lírico narrativo, donde explora los caminos de la historia (el genocidio cauchero, por ejemplo), las rutas del mundo indígena contadas desde una visión mestiza y la confrontación con Occidente mediante esquemas y recursos poéticos contemporáneos (acumulación de imágenes, contradicción, monólogo interior, etc.). La tercera orilla como manifiesto de las múltiples partes de la sociedad, o mejor, como la conciencia de que la “relación” es lo único que dinamiza la existencia de las partes. La ciudad de Iquitos aparece como fondo de la memoria tanto como la selva misma, y en ellas es la Historia la que surge implacable, conminatoria».
  8. Orlando Casanova Héller. El niño y el chichirichi (1981), La oruga que quería vivir (1985) y La sachavaca y el tatatau (1996), solo por mencionar algunos de sus cuentos que se han publicado de forma individual.
  9. Arnaldo Panaifo Texeira. El ocaso de Ulderico el Multiforme (1986) y Los decires de Fasanando (1997) y Mitos y Leyendas de la selva peruana (1999).
  10. Germán Lequerica. Ese maldito viento (1986), uno de los libros de cuentos mejores logrados de esta parte del Perú, y El viaje de la vida (1998).
  11. Mario Ríos Zañartu. Cuentos y leyendas (1997).
  12. Eleazar Huansi Pino. Cuentos de amanecer (1996) y Cuentos del río (1998).
  13. Róger Rumrrill. Tiene una abundante producción. Vidas mágicas de tunchis y hechiceros (1983), La anaconda del Samiria (1997), La virgen del Samiria (2012), solo por destacar algunas.
  14. Armando Ayarza Uyaco. Cootoboa (2014) y Purahua (2016).
  15. Jorge Rojas Panduro. Cuentos para no aburrirse (2000), La boa del diluvio (2002) y El sudor de la tierra (novela, 2018).
  16. Julio Oliveira Valles. Treinta días perdidos en la selva (2002), Entre ríos y bosques (2004), Travesía insólita (2007) y El indomable curaca (2009), 3er lugar en el Premio Horacio 2009.
  17. Darío Vásquez Saldaña. Confesiones de un caballo y otros cuentos amazónicos (2004) y El tunchi enamorado (2010).
  18. Edgardo Pezo Pérez. El día que se hizo noche (2006).
  19. Juan Carlos Galeano. Cuentos amazónicos (2007).
  20. Ana Luisa Ríos. Travesuras amazónicas (2012), La tortuga Filomena (2019) y Dindín, el suri encantado, y la hormiga Siquisapa (2020)

Estos solo un extracto de la abundante publicación en la Amazonía. Sin embargo, como toda literatura es un proceso y exige, además, un proceso de cambio, y en contraparte con el desarrollo de los pueblos amazónicos, del avance de las urbes y de la necesidad de retratar al hombre de la ciudad, los escritores dieron un giro en clara contradicción a lo que se hacía y hace. Lo que es esencial para conocer la historia social de la Amazonía.

Hay que tener en cuenta, además, que era una época en la que eclosionaba lo más resaltante de la narrativa urbana peruana, solo así comprenderemos mejor el esfuerzo de Izquierdo Ríos. Miguel Gutiérrez, en su ensayo La generación del 50: un mundo dividido (1988: 85) lo resume así:

…entre 1953 y 1955 publicaron Nahuín (Eleodoro Vargas Vicuña), Náufragos y sobrevivientes (Sebastián Salazar Bondy), La Batalla y Los Ingar (Zavaleta), Los gallinazos sin plumas (Ribeyro), Lima, hora cero (Congrains) y El avaro (Loayza), todos libros de cuentos y relatos; y entre 1958 y 1965, las novelas No una, sino muchas muertes (Congrains), Crónica de San Gabriel (Ribeyro), La ciudad y los perros (Vargas Llosa), Los geniecillos dominicales (Ribeyro), Una piel de serpiente (Loayza) y En octubre no hay milagros (Reynoso).

Imagínense publicar en aquel tiempo y hacerse espacio entre lo mejor de la literatura, era complicado. Además es lo que se sigue leyendo hasta nuestros días.

Pero lo que es claro en este panorama general, es que antes de la segunda mitad del siglo XX, es posible identificar un punto de quiebre en la tradición literaria en la literatura amazónica. A partir de este periodo podemos evidenciar dos cambios importantes. El primero, es la aparición en el escenario literario amazónico de cada vez más autores locales, es decir, escritores nacidos en la región y; como consecuencia, una renovación  temática,  especialmente  de  los escenarios,  los  personajes  y  de  los  espacios  en  los  que  tradicionalmente se circunscribía la narración. Todo esto demuestra un claro intento por retratar la experiencia de vivir en la Amazonía, en otras palabras romper con el exotismo enquistado en la narrativa amazónica.

Para  Manuel  Manticorena,  la  novela  urbana  en  la  Amazonía  además  de incorporar los avatares de la vida de los hombres en la ciudad, crea personajes como: seres humanos con conocimientos del medio  rural, establecidos en la ciudad enfrentan problemas propios de la urbe naciente como son: la carencia de atención médica adecuada, el difícil acceso a la educación, el desarraigo de los  personajes,  problemas  de  salubridad  que  afectan  duramente  a  los pobladores (…) considerando que la ciudad es pequeña y está estratificada de  acuerdo  al  trabajo  que  desempeñan  (Manticorena,  De  Shamiros 65 decidores: proceso de la literatura amazónica peruana (de 1542 a 2009), 2009.

CARACTERÍSTICAS

-La ciudad es un personaje o escenario. Tengamos en cuenta que la ciudad es pequeña y crece en desorden. El ser humano afronta la calle y lo que encierra su miseria.

-Los personajes tienen conocimiento del medio rural, y presentan sus problemas internos, psicológicos, sus sueños, sus miserias, sus frustraciones, sus luchas políticas.

– La decadencia urbana, especialmente en Iquitos, Pucallpa, Requena, Tanshiyacu, Nauta, etc.

-Temas: la pobreza, el difícil acceso a la educación, problemas de salubridad, la explotación laboral, la esquizofrenia, la drogadicción, el narcotráfico, el erotismo, la prostitución, la promiscuidad, la esquizofrenia, la migración y el intercambio cultural.

-El lenguaje es coloquial, se acerca al trato de la calle, la jerga que se maneja en la barriada.

AUTORES Y OBRAS

  1. La primera novela urbana de la Amazonía peruana Días Oscuros (1950), Francisco Izquierdo  Ríos. Escrita en primera persona, narra las peripecias de un profesor que intenta salvar la vida de su esposa. En este relato, la ciudad aparece como una deformidad, como un ambiente que destruye al que lo invade. Esta novela podría considerarse no solo la primera novela urbana amazónica, sino una de las primeras que vio la luz en el Perú. Y Belén (1971), microhistorias que suceden en el barrio del mismo nombre.
  2. Jaime Vásquez Izquierdo. Río Putumayo (1986), presenta la realidad de Iquitos en los años 30. En la novela, encontramos la miseria de las quintas, con prostitutas y alcohólicos. Cordero de Dios I (1989) y Cordero de Dios II (1991), y una tercera que permanece inédita, relatan la experiencia de un niño judío en Iquitos del 40 al 60, mientras la ciudad se desarrolla. Además publicó: Meditaciones del hambriento (1993), Kontinente Negro (1998), en referencia a la ciudad de Iquitos, La guerra del sarjento Ballesteros (2006), Hashkivenu avinu (2008, póstumo), que significa «Señor, haznos descansar en paz». En la novela el protagonista vive en Belén, en una de las zonas marginales de la ciudad, sufriendo las precariedades de un pobre y enfermo.
  3. Jorge Nájar. Morir en La Pedrera (1990), en la que el protagonista sufre de tifoidea en un pequeño poblado, azotado por el narcotráfico y la corrupción. Nadie escucha el canto (1999), que tiene como espacio a Mayushín (Pucallpa). La historia cuenta el regreso de Pedro Sifuentes de España ante el llamado de su madre. Pero al llegar, sus padres ya no están. Es de corte policial.
  4. Juan Saavedra Andaluz. Los hombres astados (1986), El interlocutor del diablo (1987) y La muerte de Medel Mendiola (1988), en los que mezcla la narración de prosa directa con situaciones fantásticas, a veces humorísticas y otras rompiendo la estructura tradicional del cuento, hasta culminar como relatos abiertos y anécdotas pintorescas.
  5. Martín Reátegui Bartra. La mesa ensangrentada (1994), su primer libro de cuentos que es una denuncia social y muestra las consecuencias negativas de la prostitución y la justicia en la Amazonía. El idioma del fuego (2007), compuesto por 10 cuentos, y De cárcel, guerras y burdeles (2011). Cuentos que con humor, irreverencia y compromiso político, Martín Reátegui nos cuenta historias de guerra, de personajes encarcelados, y se mofa de los seres fantásticos que la creatividad popular ha instaurado en el imaginario colectivo. Su libro Shunto (2016) reúne sus principales narraciones y representa uno de los más intensos libros que ha publicado.
  6. Ricardo Virhuez Villafane. El periodista (1996) se centra en la figura del locutor radial que es líder de opinión y que utilizan  su  influencia  para abanderar causas en las cuales la corrupción está a la orden del día. El olor del agua (2000), en sus cuentos destruye con sarcasmo y sin piedad la fe cristiana.
  7. Juan Soregui Vargas. La noche de los mashos (1997), 7 cuentos que narran la decadencia de los seres humanos atrapados en las drogas y las consecuencias que ese mundo trae. El más comentado es “Amor eterno”, desarrollado en la zona baja de Belén, el protagonista Manuel, comete incesto sin desearlo. Se ha trabajado en los colegios de la ciudad, gracias al esfuerzo que hace el autor. Aunque necesita una edición cuidada.
  8. Werner Bartra Padilla. El patio de los pasos invisibles (Premio Horacio, 2005) una de las obras mejor construidas por su buen desarrollo de la narración y el uso de recursos dosificados. Una historia de amor que es al mismo tiempo historia de remembranzas, conflictos sociales y eventos fantásticos. Las aguas de la guerra (2015), 10 cuentos, muchos de ellos ganadores de concursos literarios, que tratan temas del amor, la muerte y la guerra, ambientadas en Iquitos y San Martín y Un páucar surge de pronto (2019).
  9. Miguel Donayre. Estanque de ranas (2006), juzga el supuesto progreso de la urbe y Archipiélago de sierpes (2009), es la historia de un periodista que se nutre de la decadencia de la ciudad, que hurga en los bajos fondos de la marginalidad para aprender su oficio. Tiene un lenguaje a audaz y atrevido.
  10. Cayo Vásquez. Hostal Amor (2006). Mal llamada Novela, en realidad son relatos que se cohesionan en algunos casos, que muestra a un Iquitos subyugado por el erotismo. Sus personajes son prostitutas, homosexuales, cafichos, narcos, y los diversos hospedajes, que hay a montones en ciudad.
  11. Welmer Cárdenas. Libélulas rumorosas de la noche (2006), se narra las vivencias con las prostitutas, con un lenguaje poético y una evocación y dramatismo sin precedentes. El llanto del ayaymama (2014), que tiene como escenario a Pucallpa y narra la tragedia de Juaneco y su combo.
  12. Paco Bardales. Resplandor, (2012), que retrata un Iquitos futurista y un gobierno autoritario, represión y una aparición de ovnis, y Pop (2014), calificado como historias urbanas de no ficción, aquí Iquitos cobra protagonismo con sus calles, bares, noches y el aeropuerto.
  13. Manuel Marticorena. Otro día me toca a mí (2013). 8 cuentos que habitan las calles de Iquitos y los personajes que viven el día a día con ironía.
  14. Álvaro Ique Ramírez. Amores en el guayabal (2014), Delirios de cantina (2015), Guacamaya Love y el son de los mojados (2018), Espérame en Caballococha (2019) y Sicario (Lima, 2019), libros de cuentos que con una prosa salvaje, perturbadora, audaz, irreverente, divertida, polémica e imaginativa, narran historias truculentas llenas de bares, incestos, cafichos, prostitutas, vedettes de barrio, asesinos, delincuentes, traficantes, muchachitos desesperados, de toda la montonera que puedas imaginar de la ciudad, su natal Iquitos, o Cuneccia Tropical, como él lo llama.
  15. José Rodríguez Siguas. Entre juegos y fugas (2014), narra historias de amores y desamores, y los conflictos familiares del adolescente loretano.
  16. Melissa Mendieta. La trilogía de Raquel, compuesta por Raquel y Alexander (2014), El diario de Raquel (2015) y Cartas para Raquel (2018), sus tres novelas narran los amores destrozados de Alexander y Raquel en Iquitos. Y la ciudad es un personaje que vive y ordena o desordena, o conduce la vida de los personajes.
  17. Gerald Rodríguez Noriega. Llena de luna (2014), es un libro de cuentos de perdedores, muchos de ellos tratan sobre gente atrapada en los tugurios de la sociedad loretana. La casa de las fronteras, (2019), nos muestra el mundo de la trata de mujeres indígenas, la marginación, el racismo y el esclavismo en el siglo XX. Está ambientada en la Amazonía post-cauchera.

Mención aparte merecen otros que sin ser de la Amazonía han escrito sobre la urbe amazónica:

  1. Mario Vargas Llosa. Pantaleón y las visitadoras (1973), que tiene al más conocido proxeneta del Perú, el capitán Pantoja y a las prostitutas que pone a disposición de los soldados de Iquitos. Vargas llosa retrata a la sociedad plagada de humor y chismografía.
  2. El chileno Carlos Franz. El lugar donde estuvo el paraíso (1996), «historia de un cónsul que llega a la ciudad y se descubre en medio de una intriga política y sentimental», Paco Bardales (Pop, pag, 151).
  3. Santiago Roncagliolo. El príncipe de los caimanes (2000), ambientada en Iquitos, narra la huida de Miguel de una ciudad sometida a la pobreza y al narcotráfico.
  4. Jean Echenoz. El piano (2004), el protagonista, Max Delmarc, deambula por una ciudad caótica y pícara.

BIBLIOGRAFÍA

Manticorena, M. (2009). De Shamiros decidores: proceso de la literatura amazónica peruana (de 1542 a 2009). Iquitos, Arteidea.

Camacho, A. (2019). La novela urbana amazónica y los cambios en la representación de los Espacios y sujetos de la Amazonía. Universidad Nacional de Colombia, sede Amazonía, Leticia, Colombia.

Bardales, P. (2014). POP, Iquitos, Editorial Tierra Nueva.

Virhuez, R. (2020). La literatura en Iquitos. www.scielo.br