ESCRIBE: Soldado Ryan

Todo lo que ha traído el no licenciamiento de la Universidad Científica del Perú me hace recordar mi época en el colegio. Aunque suene extraña esta expresión, les explicaré el porqué de esta, espero entiendan el símil. 

Cada que desaprobaba un examen mi madre se molestaba mucho, algo lógico, y me pedía una explicación. Tenía dos opciones: sincerarme y confesar que no había estudiado u, optar por un camino fácil. Yo elegía este último. Su nombre mismo lo dice, era lo fácil. Y ¿cuál era este camino? Decir que el profesor me odiaba y que por eso me reprobó. Mi madre, como creo la de todos, no era tonta y sabía muy bien que mentía. Ella sabía que no había estudiado, era obvio. Toda la semana anterior al examen ella misma me veía, palabras suyas, “hueveando”. Nunca fue a reclamarle al profesor, la culpa de no aprobar era mía.

Por si no entendieron, aunque supongo que sí, está clarísimo. Yo, ese estudiante que pensaba que su mamá le creería, sería la UCP; el profesor, la SUNEDU; mi mamá, los estudiantes y profesores. Y digo estudiantes y profesores, porque no todas las personas que defienden a la universidad conocen de cerca lo que la dirigencia hacía y que no, lo mismo que mi mamá. Al igual que yo, mi mamá tenía dos opciones: creerme e ir contra el profesor o, basarse en todo lo que ha observado que hago y dejar en claro que soy el único culpable. Como ya les conté, mi madre eligió el camino correcto, el primero, claro. Pero, tanto alumnos como maestros de la UCP decidieron que la segunda era la correcta. Ellos saben si la universidad les brindaba un buen servicio, si la educación era de calidad, si las aulas eran las mejores para desarrollar una clase, y demás cosas que ellos deberían saber. 

Lo lógico para mí era pensar que mi mamá estaría de mi lado, soy su hijo, al fin y al cabo, debería confiar en mí. Pero no. Y me sirvió demasiado que nunca me haya creído. Indirectamente me enseñó que no debo defender la palabra de una persona por más cercana que a mí sea, yo debo defender la verdad. Ella sabía la verdad: el profesor no me odiaba, yo no había estudiado. Y ella pudo fingir creerme, ir a reclamar y así yo pasar el curso. Pero ¿me hubiera hecho un favor? ¿Hacerme aprobar aunque no haya estudiado nada? ¿Eso hubiera estado bien? ¿Sería lo correcto? La respuesta es clara, no. Si yo hubiera pasado el curso así, hubiera aprobado, pero no aprendido. Si le dan la licencia a la UCP por el hecho de que es la única universidad privada de la ciudad, es un argumento que utiliza la gente, sería dejarle guiar el futuro de nuestros jóvenes solo por no tener otra, no porque brinda una buena educación.

Entiendo que los jóvenes no tienen muchas opciones y tampoco posibilidades de trasladarse a otro centro de educación superior, pero este no puede ser un argumento para darle la licencia a una universidad. Una universidad debe estar en función por mantener estándares mínimos de calidad, los que la SUNEDU exige, no por ser nuestro, como coloquialmente se dice, “peor es nada”.

No estoy en contra de la UCP, estoy a favor de darle una buena educación a todos. Es lo que defiendo, y si las manifestaciones defienden lo mismo, entonces me uno a la protesta, pero sé que no luchan por lo que creo que deberían luchar.

Espero que los estudiantes y profesores tomen la postura que mi madre tomó hace años, me sirvió a mí, y estoy seguro que le serviría, no solo a la UCP, a toda universidad que no obtenga la licencia.