La tumba donde vive Maurilio

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

No soy muy pegado a los mapas. La cartografía no me fascina y para ubicarme prefiero otros elementos. Para llegar a algún lugar acudo al instrumento más antiguo y que siempre me ha dado buenos resultados: la palabra. Y a través de la palabra, esa que usaba tan eficazmente ese hombre nacido un 7 de agosto de 1937 en la provincia de León, en Castrovega de Valmadrigal en el ayuntamiento de Valverde Enrique, he llegado al lugar preciso.

Con la palabra llegué al mausoleo de los agustinos filipinos en el Cementerio Municipal “El Carmen” en Valladolid. Pensaba encontrar una lápida con la inscripción en cursiva donde se indica el día que nació y el día que falleció. Pensaba encontrar una lápida católicamente diseñada, eclesiásticamente cuidada, vicarialmente mantenida. Todo eso pensaba mientras me dirigía al mausoleo. Pero ya los indicios no eran halagadores.

Siguiendo las instrucciones de un agustino que vive en Iquitos llegué al museo de la Orden –a pocos metros de la estación ferroviara-. Ahí nos recibió un empleado que sin responder pregunta alguna se apresuró: “No soy sacerdote, trabajo acá”. Preguntamos por el padre Marcos y por el hilo telefónico, informado que personas llegadas desde Iquitos-Perú deseaban visitar la tumba del padre Maurilio, dio las indicaciones necesarias al empleado. Demasiado fría la información. Demasiado. Pero estábamos emocionados por visitar ese lugar sagrado. Total, uno hace sagrado al lugar que quiera. Por lo menos, esa licencia tenemos. Y Maurilio Bernardo Paniagua es santo y sagrado. Es mi santo. Mi amuleto. Mi efigie donde me refugio cuando los espíritus del mal –que no son pocos, créanme- acechan. Es el beato de carne y hueso que mi generación conoció. Su alba deambula por los pasillos donde frecuento. Su espíritu se hace visible a cada instante. Con él, no temo a nadie. Por eso la peregrinación familiar a su tumba era una necesidad básica. Era el alimento que necesitaba mi cuerpo y alma luego de nueve lustros.

Él, alguna vez escribió cuando la tía Noelina murió un día de Semana Santa “La debilidad de su cuerpo no podía retener más el alma fuerte de esta santa mujer”. Ojo, santa mujer. Ojeo y hojeo 16 años después ese escrito y compruebo que su palabra es viva como viva quería él a la Iglesica. Y Noelina no era solo santa sino la madre de los sacerdotes que habían llegado cruzando el Atlántico. Como para recordarnos que todos tenemos nuestra santa. Y, más allá de santidades, cierro los ojos frente al mausoleo de “El Carmen” y veo su rostro. Y creo levitar, creo que el aire de Valladolid que por estos días sopla gélido me lleva más allá del suelo y lanzo un padrenuestro con la música que él gustaba seleccionar y apretó las manos más fuerte que nunca y pido que proteja a todos los desprotegidos, que cuide de los nuestros y de los otros. Amén, Maurilio, amén.

Y luego de ese trance vuelvo a la realidad. Y digo: increíble. Estuve junto a Mónica en la tumba de Maurilio. Ha dejado de llover en el camposanto pero mis ojos se humedecen, por la mejilla ya señalada por la vida se desliza una sustancia entre salada y tibia que, vaya hombre, no trato de disimular porque Maurilio era de aquellos que pensaba que los hombres también lloran. Porque somos carne, hueso y alma. Y luego de este periplo he olvidado el descuido de su tumba, he dejado pasar lo eneene del aposento y he comprobado –como me sucede en otros lugares donde invoco su presencia- que siempre está conmigo a pesar de esa mañana mortal del 5 de julio del 2000 cuando a las cinco de la madrugada su corazón dejó de latir en el Colegio de Agustinos de Valladolid porque tuvo una parada cardio respiratoria. Maurilio vive. No es abstracto. Por los siglos de los siglos. Más allá de narrar el descuido del mausoleo he querido reiterar que ese cura no es pretérito. Y ojalá lo haya logrado porque ha sido una experiencia inenarrable visitar la tumba donde vive Maurilio Bernardo Paniagua, OSA.

4 COMENTARIOS

  1. Bien Jaime:
    El mas sentido de todos tus artículos escritos desde Europa y déjame decirte que los he leído como muchos con el interés que se merecen por lo encantador de las descripciones del viaje.
    Maurilio no fue mi profesor, cosa que le envidio a los Agustinianos, pero si fue mi Amigo y es ahí en donde pude aprender de el y disfrutar de su compañía, de sus enseñanzas, consejos y anécdotas sobre ustedes sus alumnos.
    Yo también lo quise mucho y siempre lo recuerdo con un cariño muy grande.

    Felicitaciones y gracias Jaime.

  2. La verdad no me imagino la emoción que se debe sentir visitar la tumba de un hombre que dejó mucha enseñanza en nosotros los agustinos de esa época, un hombre que como vino, así se fue, casi en silencio, como el acostumbraba hacer, pero dejando una huella imborrable en nosotros que tuvimos la dicha de conocerlo y de enseñarnos a enfrentar las cosas de manera frontal y sin temor a nada.
    Vaya mi felicitación a Jaime Vásquez por haber hecho ese viaje que quizás lo había anhelado tanto, aunque me gustaría que publiquen alguna foto de ese viaje.

  3. Amigo primero dejame decirte que te felicito por haber estado frente a la tumba de maurilio ojala yo pueda hacerlo en los primeros meses del año proximo que estare por la madre patria ,aunque siempre presente en mi mente y corazon estar cerca de el fisicamente aun cuando sean sus restos se que recargara mis energias de manera positiva que con los años y eventos vividos ya se siente la descarga en fin los años pasan y dejan su huella ,pero el era asi muy energico ,calenton pero muy justo y franco hablaba directamente las cosas.como lo recordamos y muchos lo extrañamos gracias jaime por comentar en tu diario estas cosas que yo se que son muy personales para ti y tambien el gran sentimiento que te embarga escribir sobre el compartimos esa emocion y solo eso amigo gracias.

  4. Bien por Jaime y su familia,lo que me entristece es saber del descuido de la tumba del Padre Maurilio, creo que hasta cierto punto es natural, la tumba estará descuidada pero el Padre Maurilio si que está bien cuidado en nuestras mentes y corazones y por siempre.
    Espero que Jaime comparta las fotografías de su tumba ya que del frontis del cementerio se puede encontrar en internet y todo sobre este cementerio que tiene a un gran e ilustre huesped.
    Felicitaciones Jaime

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