ESCRIBE: Luis Pacaya

Muchas veces la justicia que quiere dar el pueblo no es la correcta ya que cae en error, porque pueden atribuir responsabilidad a alguien que quizás no haya cometido un mal hacia los demás.

Recordemos nomás lo que hicieron a Jesucristo antes de morir en la cruz. Antes de ser crucificado fue puesto ante Poncio Pilatos para que decidiera si éste merecía morir o no. Claro está que Pilatos puso a disposición del pueblo la libertad entre Jesucristo y Barrabás, y la historia ya se viene conociendo a lo largo de muchos años.

El mismo hecho lo estoy viendo en estos días en Iquitos -a propósito pido justicia para el miserable que hizo eso a un menor de edad- el pueblo quiere tomar justicia “con sus propias manos” de los supuestos responsables de la desaparición y de la supuesta póstuma muerte del menor.

Pero es necesario recordar que vivimos en un Estado que convive bajo el amparo de leyes que regulan el accionar de las personas. Por algo en el Perú se vive en un Estado de Derecho. Además, la Fiscalía, como ente encargado de la persecución del delito ya está viendo el caso y, según las diligencias preliminares, se ha dado con “los posibles sospechosos”.

Es necesario hacer mención, y que el ciudadano sepa de ello, sobre la presunción de inocencia que, según nuestra Norma Procesal Penal Peruana, en el artículo II del Título Preliminar, establece que toda persona imputada de la comisión de un hecho punible es considerada inocente, y debe ser tratada como tal, mientras no se demuestre lo contrario y se haya declarado su responsabilidad mediante sentencia firme debidamente motivada.

La persona encargada de demostrar las responsabilidades de los presuntos sospechosos será el fiscal ya que, como nuevamente se recalca, es quien puede realizar por sí mismo o encomendar a la Policía las diligencias de investigación que considere conducentes al esclarecimiento de los hechos. Cabe mencionar que para ello el fiscal puede requerir la colaboración de otros especialistas siempre y cuando se realicen conforme a ley.

Así que, como lo escuche por ahí: “La Justicia tarda pero cuando llega es justa”.

Esperemos que todo esto tenga un desenlace justo para los familiares del menor, así como para la sociedad.