La foto de la muerte

Por Miguel Donayre Pinedo

Echado sobre una colchoneta amarilla, y con la estampa de una estrellita del colchón cerca del cuello, el cuerpo muerto de Muamar el Gadafi, descansaba. Sus ojos cerrados en ese viaje sin retorno. El torso descubierto y con sangre. A igual que los brazos ensangrentados. Lucía un pantalón caqui, de soldado. Como se dice, murió con las botas puestas, y presumiblemente, de un disparo en la sien [según versiones, fue sodomizado, elevando a sus torturadores al nivel de bestias].  Fue una persona controvertida y al final de sus días de gobernante lo que más se destacaba eran sus excentricidades como guardia de mujeres vírgenes que lo celaban, sus indumentarias estrambóticas. La prensa por estos días en Europa, habla pestes de él, pero hasta hace poco le hacían la ola, les vendía petróleo. Lo que me llama la atención de la foto son las benditas cámaras y teléfonos con cámara fotográficas alrededor de él, ¿tomar la foto a un muerto?, ¿es morbo?, ¿por qué inmortalizar ese momento del ocaso de un dictador?, ¿Alguien verá esas fotos? Ante un muerto como él el sentimiento de compasión se disolvió por arte de magia, no hay diario que no haya reproducido las foto de él muerto. La ira ancoraba en ese lugar. Las emociones se trasvasaron al ámbito público dando un espectáculo pobre de humanidad. Andamos desbrujulados.

1 COMENTARIO

  1. Lamentablemente la violencia siempre genera más violencia, y para nadie es un secreto que este dictador cometió los más atrozes crímenes de lesa humanidad. Este sujeto hizo de Libia su campo de diversiones y se creía omnipotente e inquestionable, por lo que me parece muy moderado llamarlo «controvertido» cuando la verdad es que don Muamar Gadafi no pasó de ser un avivato delincuente y abusivo dictador quien sin miramientos asesinó, violó y aplastó los deseos de libertad de todo un pueblo, pero que como nada en este mundo es eterno, acabó sus dias de la forma más miserable que se pueda imaginar.

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