NdelE: Hoy que presentamos la portada de la segunda edición de “La casa de las fronteras” de Gerald Rodríguez, queremos compartir con ustedes este artículo escrito por Jorge Nájar y que es una invitación a leer la novela de Rodríguez. A este ritmo Tierra Nueva, un año más, será la editorial amazónica que más ediciones publica anualmente y cada vez son más los autores y más los colaboradores que integran directa e indirectamente el catálogo de la editorial. Además, un reconocimiento especial a los lectores que siempre acogen con cariño las publicaciones.

JORGE NÁJAR

Más allá de los costumbrismos, más allá del folclor y de las raíces venenosas, LA CASA DE LAS FRONTERAS es una novela intensa que consigue contextualizar episodios claves de la vida en Iquitos imbricados a la historia nacional e internacional, al tiempo que trasciende los reflejos del paisajismo para centrarse en el fenómeno social. En ese contexto diseña las características de sus personajes en las fronteras entre la ficción y la historia. Estamos ante una novela urbana que, sin escapar a los registros de lo que ha sido la historia del caucho, el racismo y el genocidio, y sus ramificaciones con la llamada ¨Patria libre” del leguiismo de los años 20, penetra en el drama humano, en la psicología de las prepotencias locales y el servilismo ante los inversionistas extranjeros, sin dejar de lado las inclinaciones por los abusos sexuales y los amores clandestinos.

Pero LA CASA DE LAS FRONTERAS es al mismo tiempo una saga de dos marcas locales, por un lado la sucesión de generaciones de una misma familia de caucheros; y por otro, el de las familias Huitoto desde su desarraigo de las antiguas malocas hasta su reducción servil al servicio del patrón para el placer efímero en las grandes fiestas, algo no abordado hasta ahora con suficiente claridad ni por la literatura, ni la sociología, ni la historia.

 

Con esta novela Gerald Rodríguez Noriega no solo cuestiona el uso curioso del vocablo saga aplicado solo a familias que tienen un reconocimiento social, un gran patrimonio o un poder económico relevante. Al centrarse también en la historia de familias modestas y corrientes, abre la brecha y la inscribe en el mundo de la literatura amazónica, una saga como una narración que cuenta una historia relacionada con un pueblo, sus clanes e intrigas.

Hay que destacar también que esta novela es además una estupenda maquinaria de reciclamiento de los mitos y leyendas del Mundo Omagua: la sociedad fluvial con su proliferación de dioses. El Mundo Omagua y sus ciudades sumergidas debajo de los cauces fluviales.

Tanto la saga de los caucheros como la de los Huitoto están atados por un hilo conductor que se mantiene a lo largo del tiempo y en el transcurso de los acontecimientos: las locuras de generaciones de fanáticos a la búsqueda del paraíso en los confines amazónicos.

Otro elemento compartido se refiere a los personajes que, aunque puedan desaparecer algunos, se mantienen los protagonistas. Y entre ellos Hipólito, el hijo del cauchero, Temis, el amor forzado y convertido finalmente en el amor idealizado por el hijastro. Y el gran Apóstol, el sobreviviente en el mundo de las fronteras.

Una saga de escenarios compartidos donde ocurren los acontecimientos narrados. Y por encima de todos esos componente, la escritura como pensada para la literatura y el cine.