En un verdadero pasatiempo se ha convertido el hecho de  que muchos varones  aguerridos  carguen  a sus esposas. La moda vino de  afuera y  se posesionó de un lugar donde campeaba el desamor y la cruda pendejada. De la cual pueden dar fe muchas víctimas.  Los amorosos hombres cargan a sus esposas a sus trabajos, si es que ellas trabajan en la misma casa sus maridos les hacen dar vueltas y vueltas como si se tratara de  un simple juego o de la antesala de la luna de miel.  Luego, a la hora del descanso del trabajo,   los maridos llevan a sus casas a sus mujeres cargándolas como  si  no fueran bultos pesados.

Como es natural esa forma de amor sin límites ha ocasionado una serie de actividades cívicas donde el carguío de la mujer es ampliamente aceptado. No solo eso, es mal visto el varón que no quiere cargar a su esposa. Hay una sanción penal contra los que quieren  ser cargados. Hay un tipo de marido que recibe el  repudio de toda la sociedad. Son los maridos obesos que vienen haciendo un juicio para que los cargados sean ellos. Mientras se resuelve ese caso la situación del carguío de las mujeres es el último grito de la moda.

Es por ello que dentro de breve se realizará un campeonato de gentes cargando a sus mujeres. La sede del evento será Iquitos. El circuito de la competencia será escarpado y la prueba más difícil será cruzar el Amazonas con la fémina en brazos. De igual manera esta prohibido mantener relaciones sexuales con la esposa antes o durante la competencia. Todo sacrificio es  breve debido a los diez mil verdes que tiene como premio el ganador de tan singular competencia