Percy Vílchez Vela
Cuando el mandatario Martín Vizcarra arribó a la ciudad de Iquitos, nadie acudió a darle la bienvenida, brindarle los honores correspondientes. El presidente se sintió solo en una ciudad extraña, buscó la ayuda de ruidosos motocarristas y emprendió camino hacia el lácteo local del gobierno regional. Nadie salió a darle un corto saludo protocolar, rendirle el homenaje de ley. El visitante entró a las instalaciones de dicho local y descubrió que todos, desde el gobernador hasta los porteros, estaban entretenidos en ver películas de todo tipo. Nadie ni siquiera se paró para darle un saludo improvisado y todavía se molestaron porque les interrumpía el espectáculo. ¿Qué había sucedido en Iquitos para que los del Gorel se dedicaran a la pasión cinematográfica?
La historia comenzó cuando a Fernando Meléndez se le ocurrió poner las pantallas gigantes para que los trabajadores no dejen de ver los partidos del aguerrido y combativo Perú. Era ese tiempo de la Copa del Mundo Rusia 2018 y así fue como los hombres y mujeres de dicha entidad participaron, vestidos como seleccionados, de los partidos iniciales de la blanquirroja. La pasión por la pelota no se quedó en las gestas del equipo incaico sino que siguió de largo y cada partido que se jugaba desató la codicia de los trabajadores de ambos sexos. Fue así como ellos y ellas abandonaron sus labores cotidianas y se consagraron a ver solamente los partidos de fútbol de aquel mundial. Poco a poco la gente dejó de visitar esos ambientes, de hacer alguna gestión y solo quedo el desierto de las pantallas gigantes funcionando a todo volumen. Cuando se acabó el mundial de Rusia quedó la costumbre de las pantallas gigantes.
Es decir, los trabajadores de la citada entidad no podían abandonar las pantallas gigantes y se ponían a ver películas que compraban en algunos lugares de la ciudad. Así pasaban las horas en el trabajo y solo dejaban de ver las películas cuando acudían a cobrar. El mandatario Vizcarra se sorprendió de la extraña conducta de tantos servidores públicos y ordeno el cierre de esa entidad en ruinas. No servía para nada más que para ver películas de diferentes tipos.