Cuando era niño y apasionado futbolero en los arenales de Pisco, un club de Talara entró a mi universo infantil y de los deportes, el Club Atlético Torino (CAT), tenía la casaquilla color burdeos. La intra-historia del nombre del club se debe a que los socios querían rendir homenaje al equipo de fútbol de Torino ¿será por el accidente de aviación en una de las colinas de la ciudad y donde fallecieron gran parte de la plantilla del club? El accidente había ocurrido años antes que enlutó al calcio italiano. Además, en Talara le pusieron Torino, que su traducción de la lengua local es la ciudad de Turín. Con esos antecedentes enrumbamos a Turín, a menos de dos horas desde Madrid. El tiempo auguraba desapacible. Chubascos casi todo el día y días más fríos. Es una ciudad pequeña, pero ha sido el norte industrial de la república italiana, recordemos que la FIAT tuvo como epicentro esta ciudad. Fue la primera capital de Italia tras la reunificación. El motivo del viaje fue porque un amigo estaba allí dictando unas clases en la universidad local y de paso conocer la ciudad. Desde que pusimos pie en Turín no paramos de caminar. Son calles largas, al menos en el centro histórico, con soportales que nos abrigan, y nos abrigaron, de la lluvia (¿Sabían que Isla Grande también tenía esos soportales?). Otro dato curioso de mi acercamiento a la ciudad, es que en los crucigramas que rellenaba siendo adolescente, decía: río italiano con dos letras, y ponía Po, parte de la ciudad es bañada por el río Po. Es decir, que la ciudad evocaba a parte de mi infancia y a las aficiones con los crucigramas. Hay un tranvía o tramvai que tomábamos desde el hotel al centro histórico, demoraba entre unos diecisiete a veintidós minutos, que nos inundaba de cierta nostalgia; en ese rubro de la saudade, en la ciudad todavía se puede observar teléfonos públicos, en Madrid casi han desaparecido del mobiliario urbano —la privatización de las comunicaciones ha prevalecido, pero en Turín todavía resiste dignamente este servicio público. El tranvía nos dejaba en el centro y desde allí partíamos a diferentes rincones de la ciudad. La città está a pie de monte, se ve las montañas de los Alpes a lo largo de Turín que le da una belleza para enmarcar.

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