Isla grande [III]
Por Miguel DONAYRE PINEDO
En la época del caucho la ciudad y la región era gobernada de facto por Julio C. Arana, lo testimonia Mario Vargas Llosa en su novela, El sueño del celta. Todos resbalaban donde él. La comunicación con Lima [y Perú] era tan morosa que muchas veces él pagaba los sueldos de los empleados públicos con cargo a que le devolvieran cuando llegase el dinero de la capital. Este aislamiento mental de la Amazoníacon Perú se puede palpar vivamente en las memorias de Hank y Dot Kelly, un cónsul norteamericano y su mujer que estuvieron por esta ínsula. Es decir, todo lo que se tocaba en esa época olía y rezumaba a Arana. Pero esta situación ha cambiado de tornas por estos años. Esta vez la que gobierna en la ciudad no es un personaje controvertido como Arana sino un parásito que se ha enquistado en la vida social de nombre corrupción. Ha invadido el corpus social y los gobernantes se regodean en ello y sacan provecho engrosando sus cuentas corrientes. Se ha aposentado enla Administración pública, llámese municipios, gobierno regional, administración de justicia, universidad y un largo etcétera, y con ganas de quedarse para rato. Es que el espacio público es opaco, le faltan luces y control ciudadano. Un ejemplo de ello se puede palpar en las resoluciones judiciales que bordean el galimatías, es ininteligible para el ciudadano o ciudadana promedio, amén de las contradicciones y la falta de sindéresis. Es que no hay esfuerzos cívicos [de la ciudadanía] de poner más luces a esa oscuridad. Pero se vive envuelto en una paradoja, se critica el mal gobierno pero una vez instalado en el poder se sigue el juego como si nada hubiera pasado, finalmente se termina siendo cómplice de ese sistema de podredumbre. Me quiere ganar el pesimismo en este recuentro pero me revuelvo, espero que las cosas cambien.
PD: Isla Grande, es un pueblo literario, cualquier parecido con realidad es responsabilidad de ella, la realidad.