ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
Róger Casemet, diplomático británico que formó parte de una comisión que investigó los crímenes que se cometían en nombre del desarrollo amazónico con la explotación del caucho, cuenta en su diario que Tizón, representante de la Peruvian Amazon Company, le dijo: “Perú tiene muchos habitantes, pero pocos ciudadanos”. Después de ciento siete años esa frase no sólo cobra actualidad sino que es un fierro caliente en nuestras manos. Habitantes es una condición innata, pero la de ciudadanos debemos ganarnos cotidianamente. Todos los días. No es que hoy somos ciudadanos y mañana dejamos de serlo. Hay que ser ciudadanos, siempre.
No somos ciudadanos, por ejemplo, si permitimos que una autoridad siga cobrándonos por el servicio de limpieza pública y se haga de la vista gorda ante la inoperancia de la empresa que ha contratado con este propósito. No somos ciudadanos si no exigimos, digo, a la Defensoría del Pueblo que intervenga para que se respete el derecho a un buen servicio. No somos ciudadanos si permitimos que en nuestras narices y todos los días no se recoja la basura y, encima, nos obliguen a pagar por ello. Jamás seremos ciudadanos si nos sentamos a mirar cómo una autoridad que administra los recursos que le entregamos se tapa los ojos ante la conchudez de una empresa que se burla de la salud pública. Tan sólo si avanzáramos en este aspecto ganaríamos bastante. Es decir, ser ciudadanos.
Claro, esto va de la mano de que quienes son autoridades aprendan a serlo. Una autoridad –como dicen hacía el Alcalde Luis Arana Zumaeta, que lamentablemente se mató de un balazo en la sien mientras ejercía el cargo- tiene que ejercer su cargo no aceptando viajecitos parranderos y burdeleros de quienes están vinculados a las empresas proveedoras de la institución que dirige sino supervisando que se beneficie al poblador. La autoridad se enaltece y engrandece cuando hace lo más sensato: defender los intereses ciudadanos.
Ya en 1904 foráneos y loretanos hablaban de esta carencia social y ponían el dedo en la llaga de la escasez de ciudadanía mientras que aumentábamos en habitantes. Nada de eso ha cambiado. Y no sé si será hora que eso cambie. Pero sería revolucionario que por lo menos en un distrito pequeño empecemos a ejercer nuestra ciudadanía y exijamos a las autoridades que se porten como tales. No es difícil la tarea. Pero, claro, es más fácil dejar pasar y dejar hacer mientras se llevan nuestra plata autoridades y empresarios juntos. Majadería simultánea que le llaman.
Volada Claro, esto va de la mano de que quienes son autoridades aprendan a serlo. Una autoridad –como dicen hacía el Alcalde Luis Arana Zumaeta, que lamentablemente se mató de un balazo en la sien mientras ejercía el cargo- tiene que ejercer su cargo no aceptando viajecitos parranderos y burdeleros de quienes están vinculados a las empresas proveedoras