Fragmentos (3)

Por Miguel DONAYRE PINEDO

Del libro de Mélich se saca mucha punta.  Es un libro de diferentes aproximaciones. Mientras leía pensaba en lo que sucedió en el período cauchero y las matanzas a indígenas ¿qué pasó? ¿Cómo reaccionaron las personas e instituciones en ese momento?, ¿se impulsó una política amnésica? La moral de entonces decía y castigaba la muerte de personas [aunque legalmente los indígenas no eran sui iuris aunque puede quedar en entredicho de acuerdo con las investigaciones como el caso de Bonifacio Pisango que salió a reivindicar sus purmas]. De un lado, el Ministerio de Relaciones Exteriores miró hacia el otro lado, esas tierras no son peruanas, están en litigio, fue la lacónica respuesta. Los caucheros negaban lo ocurrido, esas son leyendas negras contra los pioneros del piélago verde; los tratamos con deferencia argüían – miren las fotos de Silvino Santos apostillado por Percy Vílchez. Los operadores legales reaccionaron de manera diferente. El Fiscal de entonces, como se dice, se hizo el loco, aquí no pasaba nada. El juez Valcárcel ante una situación como ésta actuó con entereza, denunció a los que asesinaban indígenas en el Putumayo ante la denuncia interpuesta por el periodista Benjamín Saldaña. En esta misma línea el cónsul Roger Casement, a pesar que los cónsules locales se hacían la vista gorda – todos comían de la mano de Arana. En sus situaciones así se observa a los valientes y a los cobardes, de acuerdo con la lección de Mélich ¿y la literatura amazónica cómo recibió esa herencia? Bueno, con diferentes reacciones y omisiones. Pero nos juzgarán como actuamos cuando nos enfrentamos a los espectros del pasado.