Esta vez el encuentro con mis viejitos era en Fortaleza, Ceará, Brasil. Los veríamos luego de muchos meses. Nosotros haríamos escala en Brasilia con el peso de la muerte de la concejala Marielle Franco por oponerse a la militarización de las favelas, la mano dura parece la solución más tonta para problemas muy sensibles. La  vez que coincidí con mis viejitos en Lima era la inauguración del período de gobierno de PPK y esta vez coincidía en Brasil con el epílogo de PPK luego de los muchos casos de corrupción de su gobierno – este lobista profesional (enlodado de pus) fue un pésimo gobernante, le faltó tacto y saber leer los partidos que se jugaba. Carecía, desgraciadamente, de esas sanas habilidades políticas. Mi hermana me dijo en una conversación que tratara de verlos a los viejitos porque ya acusan más el paso de los años. Estos encuentros con mis padres fuera del territorio patrio le dan otro sabor, otro color, se generan otras expectativas. Podríamos decir que es un territorio neutral para hablar y recordar a la familia, de los amigos y amigas, del país, del éxodo como dice mi madre. Así fue nuestro pasado encuentro en Montevideo donde degustamos comida preparada por la mia mamma, quien en su zurrón se llevó los ingredientes para un lomo soltado, un ají de gallina y la memorable sopa de menestrón que tenían un efecto de nostalgia. Luego cruzamos en un paquebote el Mar del Plata para llegar a Buenos Aires y caminamos hasta agotarnos por la capital porteña. Pudimos pulsear esa unidad espacial y cultural entre Montevideo y Buenos Aires. Los viejitos dan otro color y sabor al viaje. Están pendientes de las costumbres locales, del cambio de moneda. Mi padre está haciendo cuentas por cada compra que hace y comparando con su tierra peruana. En las pausas discutimos de los problemas peruanos que nos parecen irresolubles, de la corrupción o de la inutilidad de la clase política peruana. La distancia con Perú nos da otra perspectiva. Nos aleja y nos acerca al mismo tiempo. Son viajes casi catárticos con los viejitos. Mi padre me trajo como regalos libros peruanos para leer y estoy en ello.

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