Jimmy y Pablo eran hermanos
ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
Regreso a 1991 para releer un cable “WASHIGNGTON. 17.10.91. El predicador de televisíón Jimmy Swaggart se retiró temporalmente tras ser detenido por conducir temerariamente su automóvil acompañado de una prostituta, informó su hijo Donnie Swaggart fue sorprendido con una prostituta cuando la policía detuvo su automóvil en Indio (California) por conducción temeraria. La mujer, Rosemary García, de 31 años y de origen hispano, dijo que ella y el predicador se dirigían a un hotel cuando la presencia de un vehículo de la policía lo puso nervioso y comenzó a hacer maniobras raras y tratar de ocultar revistas pornográficas. Jimmy Swaggart, de 56 años de edad, empezó a tener problemas cuando el predicador rival Marvin Gorman reveló que en 1988 había sido fotografiado a la salida de un hotel con una prostituta.
Me detengo en un portal el último domingo luego que el reportero Carlos Martínez Chávez, buen amigo de esta y otras batallas me da una mala noticia. Pablo Edwin Finkenbinder, conocido en toda Latinoamérica como el Hermano Pablo, falleció hoy 27 de enero a los 91 años de edad, víctima de una hemorragia cerebral. El presentador de televisión y pastor evangelista condujo por largos años el espacio televisivo «Un mensaje a la conciencia» que comenzó en 1964. Su novedoso programa constaba de consejos morales y espirituales, que actualmente se difunden más de 6,400 veces al día en 33 países. «Pablo era muy conocido públicamente, habiendo predicado en pueblos y ciudades a lo largo y ancho de América Latina durante los últimos setenta años», rezó el comunicado de prensa que informó sobre su deceso. Tras una penosa enfermedad, el Hermano Pablo recayó el pasado 25 de enero. Se quejó de un fuerte dolor de cabeza que lo llevó de emergencia al hospital. Sus hijos, nietos y amigos se reunieron allí para pasar con él sus últimas horas.
Carlos, ese experimentado reportero loretano, antes de mostrar su dolor por la muerte de este evangelista me dice que cuando le entrevistó durante la visita que hizo a Iquitos le impresionó el apego hacia su esposa y que tenía en su familia no solo un soporte para su prédica sino un motivo para su apostolado.
Los de mi generación hemos visto alguna vez a Jimmy y Pablo. Ambos predicando el evangelio. Y hemos tenido que asistir al funeral de ambos. Uno más trágico que otro. Sí, trágica muerte. Porque allá por 1991 Jimmy dejó de existir para sus fieles porque sus infidelidades sexuales le sepultaron. No me vengan con cuentos que resucitará entre los muertos y que está sentado a la derecha de Dios padre. Debe estar sentado al lado de una prostituta, vaya uno a saber. Mientras que Pablo, si es que el cielo existe como tantas veces trató de convencernos, estará a la diestra del Padre, quizás contándole las miles de historias con las que en nuestra niñez nos trataba de convencer que los infieles, drogadictos, asesinos, violadores y personas del mal podía dar lecciones de cambio y convertirse al bien.
No dudo que dentro y fuera de las iglesias en Iquitos existen muchos “Pablo” y varios “Jimmy” porque, al fin de cuentas, como bien sabemos la vida siempre está teñida de bien y de mal.