En el divan. Poso estoico 

Por Miguel Donayre Pinedo

Siempre me he preguntado por la fractura interna que sufren los argentinos y argentinas. Es una escisión emocional que salta cuando ellos y ellas están en el espacio público. Sí, muestran un lado mundano que bordea lo chulesco, son los bacanes a la enésima potencia [hasta Messi, solo que reprime al macarra que guarda, ¿recuerdan cuando comentó el gol boliviano?]. Beben, degustan, eso dicen, de las fuentes occidentales más sublimes. Sus tratadistas en Derecho parecen europeos, enfatizo, parecen porque viven, es la cruda realidad, en una escala geográfica que no es Europa, son sudacas pero lo ignoran o se hacen los locos. Muchas de sus teorías son un esperpento de neologismos. Además, cargan, menuda carga, con un lado mítico, de vanagloriarse, de sobrevalorar lo que tienen. Hay iconos exagerados hasta el hartazgo como es el caso de Evita Perón que llega a cotas de santa popular como el de Sarita Colonia. El caso de Maradona, los hinchas han erigido una iglesia, con sus mandamientos y todo. Ellos recrean el parnaso de santones. A Messi no saben si quererlo u odiarlo [quizás lo amen utilitariamente porque necesitan de un mito y él  se hace querer aunque su cabeza no le da para tanto. Para mi gusto, puedo equivocarme, es un jugador todavía muy lejos de Pelé o Maradona mismo (es poco estético, coge el balón y se encarrila al pórtico como un caballo de carrera)].  Pero la reciente y masiva demostración de los argentinos que rezaban y hacían fuerza ante la operación de su Presidenta dela Repúblicaexplica, demuestra ese lado mágico- religioso que mueve a esta sociedad que se endulza de modernidad aunque hable de santos, santas y santurrones, casi una esquizofrenia. Entiendo, con mayor razón, la función social del psicoanalista en Argentina.

5 COMENTARIOS

  1. Una vez más Miguel Donayre Pinedo nos sale con asuntos intrascendentes dotados de una polarización (entiéndase parcialidad) patética típica de los cojuditos resentidos sin identidad que intentan, rabiosamente, llevarse a las espaldas causas que no les pertenecen.

    No es difícil concluir (incluso dando una rapidísimia leída a la nota) que Miguelito es hincha del Madrid y que odia a Messi (gran jugador, sólo eso). Lo triste es demostrar, sin tabúes, cómo odia al culpable de tantas llorerías madridistas, haciéndolo portador de la bandera de las excentricidades argentinas tan conocidas por todo el mundo. Sinceramente, hay que ser bien débil mental y tener un mayúsculo déficit de carácter para estar ocupándose, cojudamente, de los argentinos.

    Queda más claro, entonces, quién es el que necesita, con urgencia, un psicoanalista. Y será mejor que lo busque en Argentina (hay millones de ellos y hasta atienden gratis).

  2. El escribidor se queda corto en sus apreciaciones sobre argentinos.Esa raza subvaluada de gente con equivocados principios desacreditan a nuestra raza y region sudamericana,a la que ellos dicen no pertenecer.El valido desprecio hacia ellos que generan,queda corto con la falsa grandeza que dicen poseer gracias al antifutbol que practican y su idolo de barro,Maradona,maxima expresion de ignorancia y mal ejemplo.

  3. Resido en España y «sudaca»: esa palabra despectiva no existe en mi vocabulario , allá tú y los argentinos , la igonorancia es madre de todos los vicios stop racism everywhere, en iquitos también… i love spain

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