El tonto y su club

Por Miguel Donayre Pinedo

Los seres humanos todos los días nos devoramos en nuestras propias contradicciones. Hace poco publicaron la noticia que un jugador del Barcelona participó en un juego de apuestas y ganó. Y los medios de comunicación sumisos a las tonterías humanas lo publicaron. Así con gran chulería. Como si nada hubiera pasado. Hay un viejo dicho castellano que dice, que la mujer del César no debe serlo sino parecerse [quitemos la connotación machista que hay detrás de este proverbio y quedémonos con la esencia]. Bajo este supuesto se parte que ese club hizo suyo el emblema de UNICEF, institución vinculada con los derechos de la infancia, además que dice tener valores [no sé cuales, sinceramente me parece a cualquier club de fútbol]. En fin, sus jugadores son, para llamarlo de alguna manera, figuras públicas. No sé si ese jugador del club catalán lo pensó, lo dudo, se destaca por su estupidez con declaraciones altisonantes. Pero de alguna manera ese jugador de fútbol encarnaría esos valores del club y de UNICEF ¿Qué hacía en una competencia de juegos de azar? ¿No está reñido con valores de la infancia? ¿La ludopatía no es una patología como consecuencia de esos juegos? Vaya metida de pata. Pero como está en la gloria, los medios de comunicación convertidos de turiferarios de estos héroes de papel, le dedicarán panegíricos. Por eso andamos como andamos.