Cuando faltaban pocas horas para el momento de la votación, la cosa no andaba bien en los predios de un candidato que tocó su flauta en el cierre de su campaña política. Testigos oculares del hecho declararon después que Pedro Pablo Kuszynski no abandonó el instrumento musical y siguió entonando sus canciones mientras volvía a su casa. En la madrugada sorprendió a sus vecinos al despertarles con los trinos de su flauta. Luego siguió con su instrumento sin descansar ni para comer, relajarse o dormir. Era un ser insomne el que amaneció con su flauta el día central de las elecciones generales del 2016.

El flautista Pedro Pablo Kuczynski estaba tan embelesado con su propio talento para soplar la flauta que no quiso acudir a votar y, como si nada,  se fue andando a la  plaza San Martín a entretener con su música de percusión a los transeúntes y paseantes de ambos sexos que visitaban ese lugar. No le importaron los resultados de la contienda electoral porque seguía embelesado por su instrumento. Era como si el aludido hubiera descubierto de pronto su verdadera vocación que era ser músico flautista con una preferencia por dar recitales para el goce y el placer de los demás. Desde esas elecciones Pedro Pablo Kuczynski no volvió a tener veleidades políticas, abandonó a la deriva a su partido político y renunció a participar en cualquier campaña electoral, y  se dedicó únicamente a tocar la flauta.

En sus primeros tiempos Pedro Pablo Kuczynski gustaba de animar conciertos en lugares públicos y privados. Luego se posesionó de algunas esquinas para dar verdaderos recitales, mientras pasaba el sombrero para adquirir algunas monedas. Después se le vio subir a los atestados microbuses cargando su flauta. Al final, acabó recorriendo las calles de Iquitos sin dejar de soplar su instrumento. En esa ciudad se volvió una persona conocida que era contratado para animar las fiestas de fin de semana.