Dongo y Charles
ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
No sé si a ustedes. Tampoco sé si a todos los colegas. Pero lo que más me molesta cuando propalo una información es que me digan sin sustento que no es verdad. Que es mentira. Porque más allá de -siendo otros elementos también importantes- intereses u oportunidades nuestra chamba se sustenta en la verdad. Ojo: verdad. A eso debe abocarse nuestra profesión: a la búsqueda permanente de la verdad. Y cuando la encontramos solo nos queda difundirla. Y cuando lo hacemos que nos llueva sobre mojado. No importa. Porque si estamos seguros de la veracidad de la información que difundimos lo demás es accesorio. Desde la alabanza hasta la diatriba. Y cuando nos quieren coger de tontos, no sé si a ustedes ni a todos los colegas, me indigno un poco. Después que la verdad es difundida que vengan los comentarios, las opiniones. Ahí que aumente la polémica, la controversia. Que nadie se ponga de acuerdo, en buena hora. Pero a la verdad, mi verdad, que no la toquen porque ha sido producto de un trabajo ansioso de verificación de fuentes -generalmente más de una- y comprobación de datos.
El caso Dongo y el accidente del Alcalde Charles Zevallos ha servido, por lo menos en este diario, para reafirmarnos en el compromiso con la verdad. Con su búsqueda. Y cuando nos la quieren maquillar hay que ir siempre por el lado contrario.
Dongo es más que un apellido, pues debería servir para un curso completo en Derecho y Periodismo. Si algo hemos descubierto alrededor del tema no es solo el hallazgo de este abogado en un hotel junto a una menor de edad y la reclusión de un joven acusado de proxeneta. Eso también es importante. Pero ha servido para comprobar los hilos que se tejen en torno a la explotación sexual infantil en Iquitos donde hay instituciones que lejos de combatirla quieren ocultarla. Horrible. Pero así es. Y lo digo con conocimiento de causa porque he seguido de cerca la madeja.
Charles es más que un error de los electores. El señor Zevallos es más problema que su sucesor. Me refiero a la veracidad de su estado de salud. Por eso publicamos la foto donde se le observa con respirados artificial y con cuidados especiales. Y no hay vuelta que darle. Hay que rogar al señor que lo devuelva sano y salvo, pero no sagrado como desean algunos. Pero ha quedado demostrado la precariedad de su estado y las secuelas del fatal accidente de hace dos semanas. Hemos hecho nuestra chamba. Tan simple como eso.
Y, vaya, cometemos errores. Y esa posibilidad de errar hay que reducirla a su mínima expresión. Pero cuando caemos en ella hay que ofrecer las disculpas del caso y no silbar al costado. Humanos somos, pues. Y hay que evitar echar la culpa de nuestros errores a los de al lado. “Les ruego, pues, si creen que me he equivocado o no estado a la altura de sus expectativas, no lo atribuyan a la interferencia de otros o a la falta de colaboración, sino a mis propias carencias. Nadie más que yo es responsable de ello”, ha dicho con maestría Milagros Pérez Oliva, defensora del lector de El País de España, hace algunos días en un ilustrativo artículo sobre el oficio y la defensa de la verdad. La verdad os hará libres, no es una frase bíblica para el olvido sino que debe ser un letrero permanente en nuestras mentes. La verdad nos hará fuertes, profesionalmente. No es una tarea fácil ir decubriéndola porque en el camino debemos analizar diversas versiones, miles de testimonios. Pero ésa es nuestra chamba. Y mientras haya quienes la buscamos y quienes tratan de ocultarla nuestra chamba tendrá la dosis necesaria para reafirmar nuestra vocación. Por eso más que criticar al entorno oculto de Dongo y al entorno visible de Charles debemos agradecerla por sus servicios prestados a los periodistas, a los de verdad me refiero no a los otros.
Es increible como se razgan las vestiduras algunas personas si lo que se publico en esa foto es solamente la investigacion del periodismo ante el intento de funcionarios publicos de disfrazar una realidad que al final de todo, no habia porque ocultar o maquillar . Felicitaciones a ustedes por esa busqueda de la verdad
Sí, ciertamente amigo Jaime, vaya Ud. por el Adonis, investigue, allí acuden niñas bonitas de los colegios, yo por ejemplo conzco a cuatro niñas que van a trabajar como «modelos», salen engañando de sus casas, para ganarse algo de dinero. Y mire Ud., ¿Quién es es dueño del Adonis? Pues, el Dr. Edwin Zevallos. ¿Y donde están los jueces y fiscales?, ¿por qué no lo sancionan?, o ¿por qué no cierran ese lugar? Por favor, nadie se está chupando los dedos.
Sí, señor Periodista. ¿Por qué nadie investiga al Adonis, centro no tan moral de la sociedad?
La verdad al final siempre se llega a saber, todos ya sabemos como esta la salud del alcalde y por el momento deber ser SUSPENDIDO de sus funciones mientras dure su recuperación, asi que regidores actuen de acuerdo a Ley, tienen la opinión del experto en derecho municipal Dr. CAstiglioni.
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