La política viene con dimes y diretes. Siempre ha sido así y por más que uno pretenda dar un nuevo concepto a ello terminará en donde se encuentra ahora.

Sucede, ahora, que esos dimes y diretes están enmarcados en las declaraciones por parte de “la memoria selectiva de Jorge Barata “, aquel personaje que se hizo conocido en el Perú por temas de actos corrupción por el caso de la aclamada constructora ODEBRECHT, en cual se encuentra inmiscuidas personajes de la política peruana, obviamente aquellos que ocuparon cargo de poder – aunque realmente sigo sin entender que hacen algunos personajes políticos, que solamente candidatearon en un determinado periodo de elecciones, atados en esa odisea de la  lucha contra la corrupción y la inmunidad.

Sinceramente son cosas que pasan ¿no? ¿Así es la política peruana, no?, porque a pesar que algunos “periodistas” destapan conexiones y más conexiones, como al actual gobierno, con la empresa mencionada anteriormente, No Sucede Nada. “Literalmente” no se ve lo que el presidente Vizcarra propuso como año lectivo: año de la lucha contra la corrupción y la impunidad; porque más que lucha, hay apañamiento a la corrupción y a la impunidad para evitar que “los amigazos” no vayan a cana a cumplir sus respectivas condenas. Claro ejemplo, las decisiones que el ejecutivo ha realizado para firmar nuevamente contrato con ODEBRECHT, de ahí parte todo para que el peruano defina bien y canalice la forma como estamos siendo gobernados.

Pero a pesar de los esfuerzos que se pretendan mostrar, como hace poco que se firmó, en el consulado de Perú en Sao Paulo, el acuerdo de colaboración eficaz con la empresa ODEBRECHT, la situación en la lucha contra el acto de corrupción más que mostrar avance, muestra retroceso, y eso ocasiona dimes y diretes en la política peruana, más aún entre los dos poderes que tienen más hegemonía en el Territorio, entre el legislativo y el ejecutivo.

Si seguimos así, ¿A dónde llegaremos?