Luego de intoxicarnos durante una semana los medios de comunicación, el partido conservador, el partido socialista y un emergente partido de derechas han quedado con los crespos hechos después del referéndum griego. Se han quedado sin relato, sin saber que decir, salvo de echar la culpa a Grecia de todos los males. En todo caso es un relato intoxicado, lleno de veneno. Los columnistas españoles han andado desenfocados con el análisis de la situación griega, les ha desenmascarado su poco buen hacer. Han demostrado una ignorancia tremenda frente a una negociación de alto calibre y muchos mimbres, parecían equipos de segunda B frente a un poderoso equipo de la Copa de Campeones. Es como si escucharan los murmullos de los mandamases de la Unión Europea detrás de la puerta pero que no entendían la jugada que se realizaban en la mesa de negociaciones.  Ni siquiera entendieron que se trataba, salvo de repetir el latiguillo, Grecia tiene que pagar, en consonancia con los líderes europeos que tampoco dan una en la diana de cara a los problemas del día –muestra el divorcio de las élites con la calle. Con el tema de la inmigración han sido completamente desatinados. Lo grave del caso es que tampoco tenían idea de los escenarios posibles, que eran múltiples, el día después que haya triunfado el OXI (NO) en Grecia. Claro no todos y todas eran los desenfocados también hay que decirlo. Había pocos, casi la excepción, con más imaginación para ponerse en mil situaciones. Los procesos de negociación y su futuro requieren de mucha fantasía sino estamos ante los casos de negociadores duros que no consiguen nada. Hay que estar atentos a los detalles, a los requiebros intencionados, saber que se está negociando y sus flecos, no asumir el papel y verbo de los acreedores solamente. Es una grave incapacidad empática de no saber ponerse en el pellejo del otro es lo que ha demostrado la mayoritaria prensa de este lado de la península. Así con ese periodismo mal vamos.

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