Siete precisiones sobre la corrupción
Por: Moisés Panduro Coral
Algunas precisiones sobre la corrupción en el Perú son pertinentes en estos momentos en que el aprismo, el movimiento del que soy fervoroso militante, va superando una crisis interna, -sería necio negar que ésta existe-, que casi nos ha puesto contra la esquina justo cuando percibíamos, por lo menos en Loreto, que vamos avanzando en la gran tarea de ganar la credibilidad ciudadana para convertirla en una de nuestras fortalezas centrales en la disputa legítima y democrática por el poder.
Primero: En nuestro país la corrupción no es nueva. Ya a fines del siglo diecinueve Manuel Gonzáles Prada había escrito su famosa sentencia de que el Perú es un organismo enfermo, donde se pone el dedo brota la pus. Es probable que no todos estemos de acuerdo con esta máxima porque yo, por ejemplo, no podría meter en el mismo saco a todos los peruanos sean de cualquiera de las generaciones que sean ya que eso significaría desconocer el lado bueno y positivo de una nación que aspira progreso y justicia social. Además, porque la sentencia me resulta algo pesimista pues considero que el Perú como organismo dinámico puede tener infecciones localizadas en ciertas partes del cuerpo, bolsones de corrupción, 0que le generan estados febriles, pero no una septicemia, una infección generalizada, que concluya en el desahucio de nuestra nación en la historia mundial.
Segundo: La corrupción no es un tema circunscrito únicamente a la gestión pública, también existe corrupción en la esfera que podríamos denominar privada. Empresas de todo tamaño que evaden el pago de impuestos, que falsean datos para aprovecharse de las políticas públicas, que explotan a sus trabajadores con míseros sueldos y sin derechos; organismos no gubernamentales receptores de donaciones cuantiosas que nunca llegan a los reales beneficiarios por que se quedan en el camino, en el bolsillo de consultorías en donde la caviarada es abundante; dueños de grandes medios de comunicación que negocian editoriales, titulares y notas periodísticas en la línea de los intereses de proveedoras, mineras, petroleras y constructoras que generalmente forman parte del mismo grupo oligárquico que representan, y que como dijo el Presidente Alan García se visten con atuendos blancos e inmaculados cuando por dentro tienen el alma llena de inmundicia oscura.
Tercero: En la esfera pública no es únicamente el Poder Ejecutivo el que tiene bolsones de corrupción. Esos bolsones se encuentran también en el poder legislativo, o sea, en el Congreso; y en el poder judicial. Pregunte, sino, a esos congresistas que van al extranjero en plan de turismo y cuyos frenéticos viajes nada aportan al país; a esas congresistas que aprovechando su inmunidad parlamentaria no dudan en enfrentarse a la policía que erradica el cultivo ilícito de coca y cuyos parientes y asesores, curiosamente, son hallados después con cargamentos de cocaína y con laboratorios de elaboración de clorhidrato en sus fundos; a esos otorongos de cerebro estándar, pero de conciencia negra que no dudan en meterle diente hasta a las facturaciones pequeñas. Y el poder judicial. ¡Ay, el poder judicial!. ¡Cómo duele al alma sus injusticias! ¡Cómo duele al alma que no pocos lo comparen con una alhóndiga de condenas y absoluciones, una verbena de penas y vituperios; una feria de censuras y liberaciones mal logradas!.
Cuarto: En el Poder Ejecutivo, seguramente que hay corrupción. No es ético negarlo. Cómo afirmar que no hay corrupción en la maraña burocrática de miles de oficinas, instituciones y organismos públicos descentralizados dependientes del gobierno nacional. Obviamente, una aseveración como ésta no involucra a los funcionarios probos y a las entidades transparentes que sí existen. Tráfico de tierras, otorgamiento de concesiones a testaferros, lobysmo indecente, bocón y pérfido en sus fines -diferente radicalmente de la gestión de intereses que es una actividad lícita regulada por ley-, cambio de reglas para favorecer a determinados grupos, metidas de mano en las arcas públicas, criolladas financieras, beneficios tributarios irracionales, etc. Hay tantas variedades de corrupción que costará años erradicarla como práctica repudiada públicamente y aceptada subrepticiamente.
Quinto: No sólo es en el gobierno nacional donde este mal se ha propagado. Vaya uno a ver como se edifican bonanzas económicas en los gobiernos regionales y en las municipalidades provinciales y distritales. Un aserto que, por supuesto, tiene su excepción en autoridades intachables y servidores íntegros que sí los hay. En estos niveles del Estado hay una corrupción rampante que no es difícil intuir o deducir. Bastaría con investigar por qué una losa deportiva construida por la entidad equis vale 200,000 soles, mientras que esa misma losa u otra de similares características que construye la entidad zeta vale 600,000 soles. ¡Salvo que tenga ribetes de oro!. Y no estaría demás saber por causa de qué una provisión de mobiliario escolar por un monto de casi cinco millones de soles, se pretendió licitar como si fuera una obra de infraestructura cuando en realidad corresponde a un proceso de adquisición de bienes. ¿No resulta evidente que lo que los autores de tamaño disparate perseguían era entregar toda la provisión del mobiliario escolar a un solo contratista para sacar una buena tajada porcentual, lo que no sucedería si lo adjudicarían en forma múltiple a los microempresarios de muebles que, presumo, no caerían en la ambición coimeril?. Y, entre otras cosas, la única explicación certera para que unos grupos electrógenos sean entregados a la entidad pública adquirente cuando la licitación todavía está en proceso, es porque ya se sabía de antemano quien era el dichoso ganador de la licitación.
Sexto: La corrupción no es asunto circunstancial, ni de escándalos mediáticos, menos aún si éstos se relacionan con intereses oligárquicos. La corrupción es un tema de estructura social, de configuración mental, de armadura actitudinal. Es, en el fondo, una cuestión de formación humana, de valores y antivalores enraizados en la conciencia del ser, en la honda percepción del yo respecto de sus deberes. Es una materia seria que amenaza con inviabilizar, o como mínimo, reducir la eficacia del Estado y de la sociedad para superar los problemas característicos del subdesarrollo: pobreza, desnutrición, ignorancia, infraestructura económica y social, calidad de los servicios, nivel competitivo.
Sétimo: La corrupción no tiene color político. Un ex Ministro de Energía y Minas del periodo de transición democrática dijo hace unos días que el otorgamiento de la concesión de la explotación del gas de Camisea es sideralmente más corrupto que el proceso que contienen los denominados petroaudios. Pero nadie se acuerda de Camisea, porque ahí no hay apristas. Sin embargo, cuando un mal aprista delinque o comete una falta, le cae la jauría mediática interesada en dibujar en las masas la percepción de que todos los apristas son corruptos. Nada más falso. La inmensa mayoría de militantes apristas llevamos tatuado en el corazón el apotegma de Haya de la Torre: “nosotros garantizamos que un movimiento como el nuestro no puede tolerar pillos en su seno”. Y así es. Y así será.
Si, ese bueno para nada de jorge panduro trabaja en cofopri, dizque es un experto en titulacion, jajaja.
uyuyuy, o sea cofopri es un centro de empleos de todos los compañeros apristas,señores periodistas de pro y contra y la voz de la selva deben investigar pronto estos hechos. Ya no esta omar quezada para que defienda la corrupcion.
Moises Panduro, que nos puedes decir que descubrimos que gracias a tu cargo de secretario general del APRA, aqui en iquitos COFOPRI trabaja tu hermano, tu primo, tu asesor legal y todo tu comando de campaña quienes estan trabajando para tu futura candidatura al gobierno regional y que alli tambien se cuecen habas que muy pronto saldran a la luz. ¿eso no es corrupcion para ti?.
Q tal con Moises Panduro osea ahora todos los casos de corrupcion que cometen los apristas es un acoso que comete el comun y corriente periodista y ciudadano…como me rio de esta nota osea quiere tapar con un dedo la corrupcion cometida por la gente de su partido y esto no es solo de la gente fuerte de su partido eso lo aprenden desde la universidad esos jovenes apristas aprenden eso desde su partido eso enseñan en el APRA y no lo van a negar señores apristas, ustedes tienen escuelas pero de como delinquir de como hacerse grandes corrumpiendo a todo el mundo, sino sin ir lejos los casos de corrupcion que cometieron aca varios de sus funcionarios como el del tal gilbert alvarado, vladimir chong, etc todos docentes de FACEN UNAP donde hace poco se han destapado casos de corrupcion, por eso digo los apristas enseñan ser corruptos desde la universidad
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