Unos de chaleco rojo y blanco
por: Moisés Panduro Coral
Permítanme publicar unos testimonios de mi experiencia como gestor público en Construyendo Perú, un programa social que en Loreto cumple tres años de creado, periodo en el que se han ejecutado 435 proyectos de infraestructura y de servicios, se han generado 21,406 empleos temporales; y se han desarrollado 9,076 capacitaciones generales y 667 capacitaciones específicas; un programa que con poco presupuesto ha puesto su cuota para reducir la pobreza en esta vasta región. Aquí van tres testimonios de las decenas que puedo reunir en todo este tiempo.
I
Cirilo Kajejkui presidía la pequeña delegación que me esperaba en el aeródromo de San Lorenzo. La pequeña avioneta que transporta sólo tres pasajeros había salido de Yurimaguas después de que amainó una impetuosa lluvia, de esas que a los que no viven en la selva les hace pensar que alguien, con mucho apuro, estaría usando una regadera planetaria para echar agua desde el cielo, sin tregua alguna.
Al descender de la avioneta, alcancé a ver a Cirilo en el momento en que con la mano les indicaba a sus acompañantes: el de chaleco rojo con blanco, el es, el es el ingeniero. Y siguieron los aplausos y abrazos de los miembros de los comités de gestión de los proyectos en el distrito de Barranca, en la alejada provincia de Datem del Marañón, poblada en su mayoría por indígenas de las etnias achuar, awajún y wampi.
Dos horas más tarde, la embarcación fluvial se detenía en el embarcadero de la comunidad de Estrella que, en lengua awajún, se traduce por la palabra Yaya. Estaban programados dos días de inauguración, y el primer día correspondía a los proyectos en comunidades indígenas. La alegría de los comuneros era evidente. Nunca antes habían recibido una inversión del gobierno nacional, y hasta hacía poco era inimaginable que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo pudiera estar allí, en ese punto casi perdido del territorio regional, para generar empleo y ejecutar obras.
Y luego vinieron las mocahuas rotas en los puentes pintados de color rojo y blanco, como los colores del chaleco que llevo encima, como los polos de los participantes, como los colores de la bandera del Perú. Y también, las piscigranjas sembradas con peces, como simbolizando esa condición imprescindible del desarrollo que es la inclusión de los pobres y extremos pobres en la economía productiva de la nación. Y la felicidad en el rostro del aguaruna Cirilo que, como presidente de comité de gestión, ha contribuido a que llegue tan lejos el rojo y blanco de Construyendo Perú.
II
A cientos de kilómetros de la comunidad de Estrella, en el asentamiento humano Villa Disnarda del distrito de San Juan Bautista, provincia de Maynas, luce bonito el letrero de un negocio familiar. La juguería “Katy” tiene como propietaria a Madeleine Fatama, una madre soltera de tres niñas. Las niñas trabajan junto a ella y el sueño de la hija mayor es ser una gran empresaria y constituir una sólida familia. Desde su infancia hasta su juvenil adultez, Madeleine nunca vio en sus manos más de diez soles juntos. Siempre en la pobreza, nunca fuera de ella, pensó que es su destino.
Una mañana escuchó que un vecino llamaba por los parlantes a todas las personas que deseen participar en el proyecto de construcción de una plazuela. Se acercó a la mesa desde donde una jovencita de pelo teñido, “una de chalequito rojo y blanco”, explicaba a los asistentes los propósitos de la convocatoria.
¿Es cierto que puedo trabajar?, se preguntaba. Pero si no tengo ni secundaria, se respondía mentalmente. Su optimismo afloró cuando le dijeron que para participar sólo debía presentar su documento de identidad y la partida de nacimiento de una de sus niñas. Días después, cuando vio su nombre en la relación de participantes seleccionados se emocionó tanto que las vecinas pensaban que se iba a desmayar. Y sus ojos lagrimearon cuando escuchó al capacitador hablarle de autoestima, emprendimiento y proyecto de vida. Y no dudó en inscribirse en cuanto supo que había una oportunidad para aprender la especialidad de licorería y bufets que Construyendo Perú costeaba en el Centro de Producción cercano al barrio.
Con el primer incentivo que recibió compró un par de mesitas y cuatro sillas de madera. Al siguiente mes, hizo lo mismo comprando vasos, platos y unos mantelitos blancos. Y, en el tercer mes, con la garantía de su incentivo, se embarcó en un microcrédito que se ofertan informalmente y compró una licuadora.
Hoy, luego de visitar unos proyectos cercanos, estamos aquí en la juguería “Katy”. Disfrutamos un delicioso refresco y estas ricas empanadas, en cuya elaboración, Madeleine es una experta. En la pared lateral del negocio, hay una inscripción que dice: El Perú Avanza. Está en colores rojo y blanco, como el chaleco que llevamos puesto aún a treintaiocho grados bajo sombra. Como la voluntad tiznada de amor y emprendimiento de Madeleine.
III
Estoy en un barrio de la fronteriza ciudad de Caballococha. En unos instantes más inauguraremos calles pavimentadas con adoquines, pero antes inspecciono una losa deportiva que falta culminar y ya los niños la están usando.
– ¿Qué te hace pensar que puedes jugar fulbito?, le decía con tono despectivo el dueño de la pelota a Martín.
– Yo sí puedo jugar con mis manos, fue la contundente respuesta del niño que ha aprendido a caminar con sus manos por que sus extremidades inferiores no se han desarrollado completamente.
– No puedes jugar por que no puedes patear la pelota, dijo otro niño.
– Si puedo patear con las manos, por que así he visto que juega un señor en medio de otros señores en Iquitos. Ahí permiten que pateemos con las manos.
– Pero eso es foul, dijo molesto un flaquito.
– Mentira, en los campeonatos de Construyendo Perú no cobran foul si gente como yo patea con la mano, respondió Martín. Además, mi papá ha trabajado en esta cancha, ya.
Semanas antes, en Iquitos, Víctor Maricahua, discapacitado de las extremidades inferiores se constituyó en noticia al jugar un campeonato de participantes de proyectos de servicios de Construyendo Perú. La televisión lo entrevistó y él se mostró feliz. Sus compañeros de los proyectos nunca se opusieron a que patee con la mano. Y es que un capacitador de chaleco rojo y blanco les habló del país sin exclusiones que debemos construir.
Y Martín jugó fulbito. Y pateó con la mano. Y nadie le cobró foul. Y yo me siento inspirado en la inauguración de esta noche. Total, también llevo encima la esperanza pintada de rojo y blanco.
Hermosa historia Sr. Panduro, solo que yo naci en caballo cocha y al pasar los años nada pasava en caballo cocha,mesitas que vienen de iquitos cuando nos enseñaran a hacerlas en caballo cocha todo es iquitos, lima, triste. vi como este mi caballo cocha esta perdiendo su identidad peruana por que nadie nos dice este es peruano cuidalo amalo respetalo, siempre en las escuelas nos decian, Brasil esta mejor o colombia es mas limpio.Que pena .Adoquines sin agua ni desague con una universidad del estado que solo sirve para indigenas y los pobladores jovenes que salen de la secundaria tienen q trabajar en la pesca o cargar maletinez de gente que llega en el puerto a anigurar avance para aparentar como el peru avanza , el peru no avanza si no damos estudio a nuestros peruanos .yo vivo en EE.UU ahora estoy en la universidad todavia pero algun dia pretendo regresar y hacer por caballococha lo q siempre e tenido en mi corazon. Patria!! q mi gente se sienta horgulloso de ser Peruano honesto que mi gente se tenga doden estudiarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr se supere.
Todo está bonito pero del dicho al hecho hay mucho trecho decia mi viejo. Los apristas no estan capacitados para hacer gestion y mucho menos para gobernar, los apristas estan hechos para ser oposicion, eso está ampliamente demostrado en diferentes niveles del gobierno. Lamentablemente la realidad es otra y pretendemos ocultarlo con un dedo. Por mas programas, proyectos, etc, etc que se implemente, el resultado será el menos esperado mientras al frente están estas indeseables aves de rapiña.
Se acaba de informar que la pobreza en el Perú no ha disminuido y que mas bien viene en aumento, estamos bordeando el 60% en el ambito rural, eso sin hablar de la pobreza extrema. ¿alguien en la selva percibe que su situacion ha mejorado? Hagan un sondeo.
Los programas de lucha contra la pobreza déjenlos a los profesionales, a gente técnica, a gente honesta, transparente, idónea y verán la gran diferencia en los resultados, lamentablemente los apristas no están para estas cosas. ¿quieren ejemplos? investiguen como se maneja el programa del vaso de leche.
Asi que no venga ud señor Panduro a pintar las cosas de lindos colores, la realidad solo refleja el fracaso de este gobierno.
Estos comentarios estoy leyendo con mis hijos y francamentecosas positivas y de esoeranza tenemos que seguir difundiendo dice mi hijo mayor. muchas cosas podemos hacer cuando hacemos de corazon y con honestidad
Hola!
Felicitar al Sr. Panduro por la experiencia vivida como funcionario público que le mostró el Perú profundo con todos sus sueños y anhelos, crónicamente olvidado por todos los gobiernos de turno. Pero felizmente existió alguien como Fernando Belande que creó Cooperación Popular, para hacer realidad aquellos sueños con la participación directa del propio poblador del más remoto pueblito en todo el Perú, con la filosofia de: ayudame que te ayudare y enseñandoles a pescar y no solasmente dandoles el pescado.Un poco que se desvirtuo con el modelo aprista Construyendo Peru de carácter más asistencialista.En el modelo de Cooperación Popular en la ejecución de los proyectos , la participación generosa de la comunidad era mayoritaria y por eso es que en toda obra al final siempre se leia El Pueblo lo hizo.Dos modelos, dos concepciones diferentes, por eso es que Belaunde era el verdadero constructor heredero del espiritu incaico, cuyas palabras tenian eco en la acción en busca de llevar siempre a nuestro querido Perú, Adelante !
Puta Moises que bonita historias, ojala nomas no seas un lobo vestido de oveja…
Los comentarios están cerrados.