Hace unos años una persona metida en política recurrió al terror, en el país de las colinas verdes, asesinando a varias personas. Estaba recluida en un hospital por una enfermedad y la persona vinculada sentimentalmente a él era una muchacha joven, digo joven comparada con él. Me llamó la atención de ese binomio experiencia/juventud, vida/muerte, confieso que era una alianza carnal muy extraña. Una persona joven de gafas y guapa que haya ganado los afectos de un asesino era lo que más me intrigaba ¿lo miraría con los ojos de un héroe de su causa política?, ¿era amor?, ¿qué conversaban en la intimidad?, ¿ella podía dormir como un roque? Recuerdo un día de septiembre cuando capturaron a la mente asesina de Abimael Guzmán en su covacha, una de sus musas de la muerte salió a defenderlo vociferando que no lo tocaran ¿era amor?, ¿era furor uterino revolucionario? Siempre me quedé con muchas preguntas en el tintero. ¿Qué nos hace a las personas humanas para amar a personas tan repudiables y despreciables? La mente humana es un enigma, quizás con una lectura psicoanalítica podamos entenderla mejor. Leyendo los diarios digitales me enteré de la noticia que el psicópata y asesino Charles Mason está a punto de contraer matrimonio. Este asesino, con una esvástica grabada en la frente y cara de pocos amigos, acusado de matar a nueve personas en una cacería macabra, estaba entre las víctimas la guapa y embarazada Sharon Tate. Fue condenado a cadena perpetua. Su novia comenzó a escribirle cartas desde los dieciséis años y por estos días han obtenido la licencia para casarse en la cárcel. Ella le profesa amor y admiración ¿Quien entiende a los humanos? Quizás nacimos un día en que Dios estuvo enfermo como sonaba el verso de Vallejo.