[Por: Gerald  Rodríguez. N].

 En la historia de la protesta, en aquellos acuerdos empolvados y carcomidos por los comejenes, los pueblos amazónicos que protestaron desde la llegada de los españoles y de la imposición de su imperio y virreinato hasta la actualidad, ha sido un medio de reacciones y de respeto hacia su forma de vida, ya sea desde la solicitud ante el virreinato para la expulsión  de los jesuitas hasta el petitorio de respeto a los acuerdos logrados por la petroleras, que las conversaciones sean no a escondidas sino frente a personas que puedan orientarles y conocedores de la ley, sin medias tintas, claro y contundente, sin manipulaciones ni mentiras, esto es todo por lo que desde la contaminación exagerada y extendida, es que lo pueblo originarios se encuentran en marcha de protesta.

Una mesa de desarrollo fantasma que nunca se vio con objetivos reales para entender el tema de compensaciones sobre el uso de la tierra sea la cual vive las  comunidades originarias y que como un antecedente ya previsto, en el gobierno del ex presidente  Alan García, estas mismas comunidades que protestan fueron considerados zonas eriazas con el decreto supremo 060 y 061, y de las cuales, a pesar de haber sido derogada, la empresa plust petrol sigue cogiéndose de su sombras para seguir vulnerando los derechos de los que ahora reclaman por mayor consideración e igualdad de trato.

Las federaciones de las tres cuencas frente a las mesas de desarrollo buscaran de cómo hacer la titulación de los terrenos ocupados por ellos por décadas  y que guardan en lo más profundo sus raíces; como ser remediados ante la contaminación que vienen sufriendo sus cochas y quebradas; ser escuchados y tratados con el mismo trato con que se le puede dar a cualquier peruano de la urbe.  Discriminación y desconsideraciones, ninguneo y aislamiento en los tratos es protesta en una exigencia perdida que se quiere lograr y una actitud que se ha extinguido por parte de una sociedad discriminatoria y de un estado envuelto en su sordera y su incapacidad de ver las cosas universal y totalitariamente.