En ruidosa ceremonia cívica, hecho que contó con sus 333 cañonazos más ráfagas de disparos de fusil y más estruendo de pirotécnicos prohibidos, los discursos habituales, los desbordes gastronómicos, fue despedida la primera remesa de basura hacia el extranjero. Mientras el avión supersónico, repleto de los desperdicios cuya producción descarada se agudizó a partir del ingrato año del 2014, se elevaba en el firmamento estalló el fandango en todas las plazas, calles, esquinas, bares, velorios, de la afortunada ciudad que de esa manera solucionó un gravísimo inconveniente. Porque a partir de esa fecha Iquitos se convirtió en la primera urbe terrestre que exporta las porquerías.
El destino del gigantesco avión era la remota ciudad alemana de Lenz. El mérito de esa urbe, con 90 habitantes, era que vivía generando energía a partir de los desperdicios. Nadie por esos lares usaba gasolina, petróleo, fuerza eólica o fluvial, sino basura cotidiana, basura de cualquier día. Pero debido al crecimiento de la población, a la creación de nuevas industrias, los moradores no podían producir el insumo pertinente. Entonces sus autoridades buscaron como locos algún lugar que les vendiera toneladas de ese recurso. En la licitación mundial que se realizó en Berlín, la bella Iquitos venció a otros postores por varios pescuezos de ventaja. El argumento más contundente fue que la producción de deshechos estaba garantizada por los siglos de los siglos.
Confiando en no perder la gran oportunidad celestial que convierte un defecto en una virtud, el actual alcalde de Maynas, el señor Raúl Llerena, que ganó el trono edil gracias al regalo de su canción sobre ese insumo, ha decretado mediante un bando que toda la ciudad se olvide de feriados largos, de celebraciones a cada rato, para que se dedique en cuerpo y alma producir más desperdicios por segundo.
PORQUE NO EXPORTAN ESCRIBIDORES CUYOS NOMBRES EMPIEZAN CON LA LETRA P Y SU APELLIDO CON UVE?
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