ESCRIBE: Percy Vílchez Vela

*Desde “El sentir del fuego” se aborda la poética amazónica pasando por los “afuerinos abimaelistas”.

La combativa abogada yurimaguina, Miguelina Acosta Cárdenas bien puede ser considerada como piedra angular de la critica literaria montañesa. En 1917 escribió una espléndida crónica sobre Leyendas y tradiciones de Loreto, libro del vasallo de los caucheros, Jenaro Herrera. Donde le dice francamente que deje de plagiar al tradicionista Ricardo Palma. Es decir, no cayó en el pernicioso amiguismo, el elogio cojudo, la franela estéril, vicios que en estos tiempos es frecuentado por los notarios o contabilistas que pasan por críticos.

El peor de todos es el huaco llamado Ricardo Virhuez, parásito senderista y asesino posible que encumbra a los mediocres y vapulea a los mejores, mientras escribe poemarios brutos, novelas fecales. Este afuerino abimaelista no reparó en el mérito de la mujer que pretende ser manipulada por los senderistas con el cuento de una universidad del aire y las nubes que no existe, y no sabe que desciende directamente del reaccionario y derechista Ventura García Calderón, el tío que inventó la famita limeña y virreynal de esa novela colonial, cauchera y andina conocida como Sangama. La hora del predominio de los antojos, las patrañas, las pendejadas criticonas o criticistas ha concluido para siempre, debido a la reciente publicación de El sentir del fuego, del docente y escritor Gerald Rodriguez Noriega.

Es la primera vez en el rubro de la crítica amazónica que un autor evidencia un sólido aparato teórico, una fundamentación con base científica, una lectura múltiple donde se relacionan la historia, la memoria, el mito, como elementos que desencadenan en la obra poética. No es ya la simple cita de libros y de autores, sino de la valoración personal del autor: La poesía es el lenguaje originario de un pueblo y su historia. Los poetas extraen de la palabra los elementos para obtener sus formas estilísticas de expresión literaria. En esencia, la poesía es la revelación de la condición humana, residiendo en su libertad esencial el lenguaje, el movimiento del ser, la mutaciòn en el otro para ser nosotros mismos, dice el referido autor en la introducción de su trabajo de indagación seria y de develamiento de las poéticas de los autores escogidos y elegidos de acuerdo a una exigente definición de lo que es ese oficio.

Desde luego, no es nada cómodo para mi escribir sobre ese libro pionero, porque soy uno de los convocados. Pero me sorprende que hasta ahora nadie hable o escriba sobre esa innovación de la mirada critica en el boscaje. Es como si viviéramos en un páramo iletrado o tuviéramos la mezquindad de no reconocer los méritos ajenos. Los otros elegidos son Carlos Reyes Ramírez, Ana Varela Tafur, Jorge Najar Kokaly y César Calvo Soriano. En el prólogo el maestro Marco Martos dice: El principal acierto de este ensayo es haber escogido a estos autores en la balumba de los que escriben en la selva o sobre la selva. De acuerdo con el ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua y autor de esplendidos poemarios.

En efecto, siempre se ha hecho un listado interminable de poetas, un censo de nombres amontonados igual que una feria sin importancia, como si la poesía fuera un oficio banal, una ocupación subalterna. O, lo que es terrible: se ha excluido o borrado a reconocidos poetas. El vate Jorge Najar, por ejemplo, no figura ni en broma, ni de lejos, en el excelente trabajo de selección continental de Jeremy Larochelle, Mas aplausos para la lluvia, que también fue publicado por Tierra Nueva. Pero lo más grave de toda la mediocridad intelectualoide y gonzalista es lo que que hizo el sanguinario Runcato Virhuez: encumbrar a los peores.

El mismo Rodriguez Noriega dice con claridad que su elección, absolutamente personal, es una aproximación a la poesía amazónica. No es un catecismo definitivo. Es correcto. Pero su elección es absolutamente respetable, totalmente justificada, porque se basa en la indiscutible calidad de los libros publicados por los autores incluidos. A partir de ahora, para sumar en serio otros nombres a esa lista, será necesario fundamentar, con argumentos sólidos, la elección, y no con cojudeos partidarios, amicales o grupales.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí