Por: Fernando Ronald Paisig Vela
El gobierno de Leguía que suscribió el Tratado Salomón Lozano, por el cual Perú cedió a Colombia dos bloques territoriales: el espacio interfluvial comprendido entre el Putumayo y el Caquetá y el Trapecio Amazónico donde se encuentra Leticia.
Hace 91 años, semanas antes del 1° de setiembre de 1932 fue jueves, civiles peruanos procedentes de Iquitos, llegaron a Leticia el ingeniero civil Oscar Ordóñez y el alférez Juan Francisco La Rosa.
El grupo peruano llegó disparando a las casas de los habitantes colombianos, sin causarles heridas. En menos de una hora, 46 ocupantes tomaron como prisioneros a seis funcionarios y a 19 colonos-policías colombianos.
«[El alférez La Rosa] Me manifestó que él estaba exponiendo su cabeza con su gobierno, puesto que su actuación era en un todo ajena a la misión que como militar le correspondía, pero que lo hacía sólo por un sentimiento de patriotismo», declararía luego el alcalde de Leticia.
Pero La Rosa no era el único. En Iquitos, un grupo de ciudadanos que se autodenominaron junta patriótica decidió «recuperar Leticia». Armaron un plan no oficial con la esperanza de que, una vez llevado a cabo, el gobierno lo respaldara. El gobierno jamás los apoyo. Es más, los traicionó, el gobierno de Oscar R. Benavides, en el acuerdo de Río de Janeiro que se firmó el 24 de mayo de 1934 y se ratifico a Colombia el dominio de Leticia.
Aunque, en la escena nacional una acción determinante terminó por decidir el curso del enfrenamiento: el asesinato del presidente Sánchez Cerro cuando pasaba revista a 20 000 soldados que debían incrementar las tropas peruanas en Loreto. Fue asesinado por un militante aprista.
“A las 9:55 hs. La Sección del tnte. Garrido Lecca, mantiene la trocha por retirada de la sección queda, sin defensa; sigue resistiendo la sección Garrido a la presión que va en aumento, al enfrentar a la Cía. y el ataque del refuerzo surgido de la Sección Tnte. Lozano Destaca aquí el heroísmo del soldado peruano ALFREDO VARGAS GUERRA”
“A las 10:00 hs. Las tropas de la sección Garrido, han quedado reducidas, personalmente el mismo Oficial y el sargento Lores, siguen rechazando a los enemigos que los rodean. El Sargento LORES, a pesar de encontrarse gravemente herido, sigue disparando su ametralladora entre una y otra posición multiplicándose para detener a las múltiples armas automáticas enemigos. El heroísmo del Sargento FERNANDO LORES TENAZOA, y del soldado que lo acompaño Milcíades Tananta Pinche, hasta en los últimos momentos de su vida en la defensa de Guepí”
Merecen exponerlos en los pasajes más sublimes de estos valores, émulos de los héroes calificados en la historia del soldado peruano. Es necesidad regional y nacional expresar nuestra profundo admiración y reconocimiento a aquellos que como un solo puño demostrarán firmeza en el rescate de la dignidad Amazónica y honor nacional.
¡Loreto es la Conciencia Rebelde de la Patria!