Son 16 congresistas que ha perdido el Partido Nacionalista en los últimos cuatro años y todo hace pensar que serán por lo menos una docena más en el último año de gobierno. Su explicación es fácil. Hubo un grupo importante que representaba netamente las ideas de izquierda, estos fueron los primeros en irse y adujeron una traición a lo que llamaron la Gran Transformación, otro grupo que está migrando son los que no se sienten comprometidos por ideología y seguramente sus cuotas fueron logísticas y mediante aportes pero con alguna aspiración política regional.

Y están los que sólo representaron una cercanía a la pareja y que, por diversos motivos, sienten que la única esperanza de continuar con algo de poder y seguir en la escena política nacional es a la sombra de la primera dama. Si esto no va suceder, llámese promesas de cargos en los últimos meses, reducción de sus beneficios ya obtenidos y finalmente la posibilidad de estar en una plancha congresal con expectativas, entonces seguramente dejarán el nacionalismo excusando cualquier motivo sólo para esconder su deslealtad y oportunismo.

Ese oportunismo se va convertir en neto transfuguismo cuando los veamos coquetear con los grupos regionales y nacionales y conchudamente salgan a la palestra defendiendo posiciones contrarias a las que algunos años defendieron. No les importa si son de derecha, izquierda o ambas, sólo les convoca el poder y el dinero. No es lo mismo haberse retirado hace años de la bancada nacionalista, cuando pudieron ejercer cargos y generar obras a través del ejecutivo, que irse ahora que ya está terminando el gobierno y cuando requieren de cierta lealtad para sostener su débil realidad política.

Vale decir que si se cumple esta hipótesis los nacionalistas se irían con las justas con veinte congresistas. Menos de la mitad con que iniciaron su gestión y lo peor de todo, con poca maniobra política entre los que se quedan. Ante este panorama lo mejor que pudo haberles pasado es haber perdido la presidencia del Congreso, así no estarán en la picota permanentemente y su desgaste se endosará en la nueva junta directiva.

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