Una vez mas, como en la década del 60 y quizás años anteriores, un incendio vuelve a mostrarnos la miseria que llevamos dentro. Miseria de sociedad o una crisis permamente como sociedad. Una pregunta, de cuya respuesta, podremos concluir que no avanzamos nada porque la desconfianza se ha instalado en todas las mentes. Que sí haces, ¿por qué lo haces? Que si no lo haces, ¿por qué no lo haces? Una pregunta mayor con harta dosis de inquisición: ¿todo lo que hacen los políticos está mal? Una más en ese mismo tono: ¿Si la política es para buscar el bien común, en que momento se jodió esa intención?

Ante la desgracia de unas familias que lo han perdido todo lo más lógico y humano –aunque a veces ambos elementos no van de la mano- es que todos seamos solidarios y las autoridades –ya les llegará o volverá el turno a los demás políticos- acudan en apoyo de las mismas. Las entidades públicas tienen presupuesto para ello. Y los que dirigen esas entidades públicas son políticos que han llegado a esos puestos apelando a la política activa. Muchas de ellas quieren ser elegidas en otros cargos y, en algunos casos, intentan que sus familiares ganen las elecciones.

Los candidatos –nuevos, eternos y antiguos- enterados de la desgracia que sufrieron las familias de una parte de la zona baja de Belén han puesto en funcionamiento a los equipos logísticos que poseen para acudir en ayuda de los damnificados. Lo hacen porque quieren que la población –no únicamente de Belén- los vea como hacedores de una filantropía que provoque en los demás un agradecimiento traducido en voto. Esos políticos, con matices de figuretismo inherentes a la actividad, tienen como objetivo ganar las elecciones y han encontrado en el incendioo, mejor dicho, en el dolor humano un motivo para continuar con el proseltismo que los lleve al triunfo. Decir lo contrario es incoherente y demagógico. Ayudan porque se solidarizan ante la desgracia y difunden esa ayuda porque quieren ganar las elecciones del próximo año. Todos, absolutamente todos, los políticos tienen ese perfil. Si no dejarían de ser políticos.

Que las autoridades hagan su trabajo. Que los políticos hagan lo suyo. Mientras tanto, ay la sociedad siguió muriendo. Ante esa coyuntura que nos ha puesto el incendio y en medio de las muestras de solidaridad y actos de filantropía que algunos difunden con más entusiasmo que otros no sería mejor, digo, que nos dejáramos de hipocresías y demagogia y de una vez las autoridades y, si quieren, los posibles candidatos del 2018 elaboren un plan con plazos y montos para que los bomberos de Iquitos cuenten con los implementos y equipos necesarios para socorrer en casos de incendios como el de la madrugada del sábado que despertó a los iquiteños con una degracias que unos quieren aprovechar bajo el velo de la solidaridad.