Volver a los 18

Bill Jarama Chávez

Corrían los años noventa, cuando Jaime, quien cada vez que llegaba a Lima siempre lo hacía con un proyecto nuevo, nos contó, con muchísimo entusiasmo y con bastante dosis de emoción, el nacimiento de su primogénito: Pro & Contra. Personalmente creí que esta sería una de las tantas aventuras efímeras que nuestro buen amigo emprendería. El tiempo y la perseverancia del “chato” me están dando 18 bofetadas, pero eso no importa, con tal de seguir teniendo entre mis manos al “bitinto”, como lo llamaba nuestro querido Guillermo Flores Arrué, y que aunque dejó de serlo, me gusta llamarlo así.

Nunca pensé ser parte de la historia del “bitinto”, pero el día que Jaime me lo propuso no dudé en aceptarlo. Antes, cuando venía, escapándome de la convulsionada Lima, siempre había motivo para la tertulia entre amigos, ahí, entre vasos de cerveza, ron u otra bebida afrodisiaca, poco a poco fui conociendo a quienes hacían posible la existencia de “Pro”. Durante esos años se fortaleció mi amistad con Coqui o Potrillo, como le conocen muchos o casi todos, un amigo de verdad. Las conversas interminables con el poeta Percy Vílchez fueron fundamentales para conocer y comprender mucho más nuestra historia, esa que no aparece en los libros oficiales. Si nuestras autoridades prestaran un poquito de atención a este escritor, poeta e historiador, nuestros hijos se lo agradecerían. La columna “El Parque de los Evangelios” de Gustavo Vásquez, un amigo de mil batallas, confirmaban que nuestra amistad forjada en Mariátegui perduraría por los años.

Siempre hubo tiempo para la diversión

Administrar Pro & Contra fue una buena excusa para conocer mucha gente valiosa que hoy no está entre nosotros. Nunca olvidaré el sarcasmo y la buena sazón de Guillermo Flores Arrué, las caricaturas irónicas de Lando. Eran, simplemente, precisas. Así como a personas que todavía siguen colaborando, ahí está Paco Bardales con sus crónicas sobre la vida cotidiana de Iquitos; Héctor Tintaya haciendo siempre un análisis coyuntural desde su natal Arequipa y Miguel Donayre, quien desde España tres veces por semana nos regala su columna.

El diario siempre fue tribuna para muchos, aunque sus opiniones eran diametralmente opuestas a las del director. Las columnas de Moisés Panduro, Ramón Alfredo Orbe Sánchez, Dino Soria, Antonio Lozán Pun Lay, Miguel Donayre, Javier Vásquez Vásquez, Lucho Ramos, Carolina Arredondo –escribió alguna vez- y de muchos más, pueden dar fe de ello. Particularmente nunca sentí ningún tipo de censura.

Nunca dejaré de agradecer a Jaime, porque, por intermedio del “bitinto” tuve la suerte de conocer y conversar con personas disímiles como Ernesto Cardenal, Alfredo Bryce Echenique, Santiago Roncagliolo, Pedro Salinas, Jaime Campodónico, Eloy Jaúregui, Oswaldo Reynoso, Emilio Laferranderie “El Veco”, y otros tantos.

Cuando Potrillo me llamó para pedirme que escribiera sobre estos 18 años del “bitinto” me agarró desprevenido, pero inmediatamente vino a mi mente los muchísimos momentos agradables que pasé en el diario. Sólo me queda desearles muchas felicidades y que vengan muchos años más. Salud por eso.

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