La visión transparente de la Amazonía

Durante mucho tiempo, la plástica amazónica ha sido una de las disciplinas artísticas más notables y notorias, y su presencia e influencia a nivel local, nacional e internacional ha permitido, además, abrir nuevos espacios para la consecución de una corriente cultural sólida y constante, que ha arrastrado, por ejemplo, al cine, la música o la literatura, entre otros.

El pasado jueves 20, en las inmediaciones del Parque de la Exposición, en Lima, se inauguró la muestra Amazonía: la visión transparente, organizada por Oxfam y el Instituto del Bien Común (IBC), organizada en el marco de la entrega de premios Salwan de reportaje periodístico sobre Pueblos Indígenas Amazónicos, una muy interesante iniciativa que busca incentivar que los medios de comunicación aborden los problemas, retos y posibilidades de la región más amplia y al mismo tiempo menos conocida del país.

La exposición, curada por Alfredo Villar y coordinada por Santiago Alfaro, está compuesta por 24 paneles dispuestos alrededor del Parque, donde se exhiben reproducciones a gran escala de las obras más representativas de algunos de los más notorios artistas amazónicos, desde diversas estéticas, personajes, experiencias y cosmovisiones. Es decir, una muestra más o menos variada desde el criterio de los organizadores.

Lo valioso de la muestra es que intenta generarse desde un espacio popular, de constante tránsito, donde la gente transita con cierta regularidad. La idea de sacar el arte a la calle, de no solo convertirlo en patrimonio de élites más o menos informadas, sino también en posibilidad para cualquier ciudadano. A partir de ella, podemos hacernos preguntas y plantear propuestas sobre el desarrollo cultural de nuestros pueblos.

Una de las reflexiones más interesantes es el valor de las propuestas estéticas y cómo ellas han ido abandonando, paulatinamente, ese carácter paternalista que le daba un valor solamente turístico, o incluso de aquellas que se centraban solamente en su valor antropológico. El llamado arte amazónico se ha venido revalorado tanto, ha logrado una variedad y una calidad indubitables, al punto que han logrado conquistar espacios que eran solo reservados a ciertos representantes “oficiales”.

Una visión transparente de la Amazonía, por cierto, no solo se centra en la exuberancia, en el color, en la magia. También se valora a partir del misterio, la cosmovisión, a partir de la defensa de los derechos, a partir del conocimiento ancestral, a través de la conquista de espacios urbanos, del respeto del medio ambiente, de los pueblos originarios. La corriente pictórica contemporánea se nutre de dichos temas y los usa como discurso, pero también como fuente de inspiración.

Resulta muy estimulante, por ejemplo, apreciar el trabajo de pioneros como César Calvo de Araujo, considerado una suerte de fundador de la corriente moderna en la pintura amazónica, al lado de uno de los más intensos y estimulantes representante del arte creado a partir de la influencia del ayahuasca, como Pablo Amaringo, una obra que se nutre de historias, de relatos y tradiciones, que entremezclan lo indígena y lo occidental. La explosión de tonos y colores de la obra de Amaringo, que contrastan más bien con la sobriedad del trazo de Calvo de Araujo, son una verdadera delicia al mostrarse en un gran formato.

La pintura amazónica no puede resaltarse sin el valor de los pintores indígenas. En este caso, de Victor Churay Roque, uno de los más importantes representantes de Pevas. El prestigio de Churay (lamentable y tempranamente fallecido cuando tenía 25 años) ha ido de la mano con el surgimiento de grandes representantes como Brus Rubio (reciente ganador del 2° premio del Concurso Pasaporte para un Artista de la Embajada de Francia) o Rember Yahuarcani, quien se ha convertido en uno de los representantes más importantes de la cultura amazónica a nivel nacional.

La exposición también nos permite acercarnos a talentos como Roldán Pinedo, Elena Valera y Daysi Ramírez. Ellos han ido encontrando su propio rumbo, no solo como cronistas de sus pueblos, sino también como depurados cultores de una propuesta que abandona la presencia costumbrista y se adentra a terrenos aún más complejos y, por qué no, universales.

Claro, tampoco puede faltar en una muestra de estas características la presencia de Christian Bendayán, quien acaba de ser una de las sensaciones de la Bienal de Arte de Curitiba. También el alucinante trabajo de Harry Chávez, quien se nutre de la selva para sus propuestas cada vez más osadas y alucinantes. Ni qué hablar de Luis Cueva Manchengo (Lu.Cu.Ma) y Luis Sakiray, arte urbano, popular que adorna calles, discotecas, tiendas y parques de Iquitos.

Alfredo Villar, curador de la muestra, sintetiza un poco las perspectivas y horizontes que se quieren lograr con exposiciones como La visión trasparente: “Muchas veces los prejuicios empañan la mirada, encogen la mirada, alimentan la indiferencia. Aquí lo que se pretende es lo contrario: provocar la solidaridad, liberarnos de clichés, hacernos ver con nuevos ojos aquello que creíamos conocer para, de esta manera, poder lograr la anhelada transparencia del ver y el sentir”.

La muestra podrá apreciarse en el Parque de la Exposición hasta el 18 de noviembre. Ojalá después pueda replicarse en ciudades amazónicas.