Veletismo político

Diariamente uno encuentra en su camino cosas y casos que le sorprenden. Me encuentro con un amigo, y éste me pregunta si he escuchado hace unos días en la radio a un candidato regional que, entre otras cosas, cuestionaba duramente el proyecto de construcción de la hidroeléctrica de Mazán, repitiendo como loro y pésimamente, por supuesto, los argumentos técnicos, financieros y ambientales que desde 2010 venimos exponiendo acerca de la inviabilidad evidente de este boceto de montañas de páginas. Cuando se me informa quien es el candidato, mi sorpresa es grande: ¡pero si se trata del mismo señor que hace cuatro años se desgañitaba en cuanto mitin político tenía y en cuanto espacio periodístico tenía acceso para decir que él si iba a hacer realidad la dichosa central de marras, tratando de competir con todos los ofertantes de aquella época, entre ellos un reeleccionista! ¡Está en los periódicos, en los vídeos, en los audios!

Uno se pregunta, ¿y qué puede haber pasado para que ahora el politiquero de esta historia cambie 360 grados su versión anterior? Simple: la gente ya empezó a entender que hay cosas en las que le mienten y le han mentido inmisericordemente como en el tema de Mazán, y entonces con buen olfato oportunista, con finas aspas de veleta, con la fragilidad de una cometa, el susodicho no tiene ningún escrúpulo en pasarse al otro lado para así sintonizar con la percepción popular olvidándose displicentemente de su discurso primordial. Éste es uno de los gravísimos males de la clase política regional: su opinión estacional, su postura camaleónica, su conveniencia de ocasión. Con estos poco confiables aspirantes a conducir un gobierno, tengo la sensación certera de que la región seguirá retrocediendo de tumbo en tumbo como ha venido ocurriendo en los últimos años.

Otro caso es el del mencionado reeleccionista. A mi salida de la institución privada donde enseño, me encuentro con un par de amigos que gentilmente me invitan un refresco, y me comentan la comidilla política del día: que el presidente de la región está proponiendo que el gobierno central financie el 64% de los 10,500 millones de soles que cuesta su tren Yurimaguas- Iquitos a cambio de la eliminación de las exoneraciones tributarias al departamento de Loreto a partir de la fecha en que el macondiano proyecto entre en funcionamiento, según él, el año 2021. ¿Cómo? ¿No fue acaso este mismo caballero calaminero el que se quiso constituir en 2007 en el paladín de la defensa de las exoneraciones tributarias a rajatabla? ¿No propició a través del secuestrado Frente Patriótico de Loreto de aquel tiempo paros y movilizaciones contra la propuesta del primer ministro Jorge Del Castillo de eliminar ese régimen tributario en Loreto a cambio de inversiones? ¿No puso las maquinarias atravesadas en medio de las calles iquiteñas para obligar a la gente a aceptar su paro? ¿Y no utilizó recursos públicos para financiar la gritería? ¡Ahora propone exactamente lo contrario! ¡Ahora está en las antípodas de lo que defendió antes! ¡Ahora piensa en sentido inverso a las manecillas del reloj!

¿No fue acaso el mismo de “la región productiva es también región deportiva” el que en cuanta entrevista le hicieran sus periodistas pagados -hablo de los de antes, también, no se hagan los locos- el que dijo que “en el 2009 se reunió en Belem do Pará, con inversionistas brasileros, en presencia del presidente Lula Da Silva y con gobernadores de toda la cuenca amazónica, para hablar exclusivamente del tema del financiamiento para el tren”? Estoy citándolo textualmente de un diario local. ¿No declaró que los inversionistas privados están haciendo cola en las puertas del gobierno regional para costear la “monumental boa de hierro” como le llamó un melifluo hombre de prensa al proyecto antedicho? ¿Qué pasó para que, de la noche a la mañana, cambie de opinión y ahora sea necesario recurrir al Estado para costearlo negociando las exoneraciones tributarias? ¿Qué pasó con los inversionistas que sólo esperaban el expediente técnico para que caigan encima con sus millones de dólares por las bondades atractivas del proyecto?

Lo que pasó es sencillo. La gente que nos gobierna así como los afanosos en reemplazarlos, -con las excepciones que puede haber- no han tenido ni tienen un norte palmariamente definido para la región, carecen de una visión integral del problema regional. Para ellos, la política es una tómbola del que hay que sacar el mejor provecho; es llegar primero ofreciendo de todo y gastando a raudales; luego, ver cómo se recupera la friolera del gasto porque los que pusieron el billete no pueden esperar; y, después, pero mucho después, ver que se hacen con las promesas que se han lanzado como señuelos para atrapar a los crédulos electores.

De esa forma de hacer política, de estos récords mundiales de la demagogia, de estos atletas olímpicos del “sí, pero no”, “no, pero sí” nacen las incoherencias puestas de manifiesto en los casos descritos. El veletismo político, prima del transfuguismo y hermana del vedetismo político tiene su origen en el oportunismo de baja estofa que es una práctica común y corriente en nuestros días. Es de lo más pedestre, de lo más chicha y nabo, de lo más pacotillero que tenemos; pero, con todo eso, y aunque nos duela, ganan elecciones, porque juegan a la amnesia popular. Ya verán ustedes cómo siguen haciendo de las suyas -si les seguimos permitiendo- en el futuro; cómo lo que afirman ahora, mañana lo rechazan; cómo lo que en 2010 fue blanco, para 2013 resulta negro; cómo lo que ayer fue malo, hoy resulta bueno, y viceversa.

Ése es el veletismo político, especulador de expectativas, traficante de esperas, buhonero de ilusiones, verdugo de las posibilidades históricas de un pueblo.