Orellana
Orellana

Salimos con Rosario del Fátima, a dar un paseo a uno de los lugares con abundante belleza natural e histórica, a la localidad de Francisco de Orellana. Esta locación está ubicada en la tranquilidad de la quebrada Aguas Negras, ahí donde el Río Napo desemboca a nuestra maravilla natural, al gran Río Amazonas, adornado por verdes paisajes en su más puro y hermoso estado natural.

El pueblo tiene una plaza pequeña y casi siempre vacía donde lo único que altera el silencio son los cantos de los pajarillos, la iglesia es grande y vistosa. Por la noche, el pueblo es alumbrado con una luz suave que le da un toque de íntima y sosegada belleza.

Al llegar al bellísimo pueblo lo primero que llamará la atención al viajero es el obelisco, que recuerda el gran acontecimiento del descubrimiento del Río Amazonas, llevado a cabo por el capitán español Don Francisco de Orellana. Dicho suceso ocurrió el 12 de febrero de 1542, habiendo partido previamente del Ecuador. En esta expedición Francisco de Orellana estuvo acompañado de 57 soldados, desprendidos de la expedición de Gonzalo Pizarro quien se había quedado en el Río Quijos.

Se dice que el obelisco fue construido en coordinación entre las autoridades peruanas y la Embajada de España en el Perú, con el fin de perpetuar en la vida de los pueblos amazónicos y su memoria, y fue inaugurado el 13 de febrero de 1942.

El nombre de Las Amazonas rememora el descubrimiento del gran Río por Don Francisco de Orellana, quién según las crónicas de la época, en especial la del Padre Francisco Gaspar de Carvajal, mencionan que en los últimos combates enfrentaron a los indígenas del lugar. Se dice que participaron contingentes de mujeres guerreras al mismo estilo de las mujeres del África meridional, denominadas Amazonas. La semejanza entre ellas era llevar el pelo largo y un seno cortado para disparar fácilmente las flechas. Estas semejanzas hicieron a los españoles denominar Amazonas al gran río descubierto.

En nuestras manos está el valor que la demos a nuestra Amazonía, al menos Fátima y yo si amamos a la capital del distrito de Las Amazonas, pueden pasar muchos años y el pueblo de Francisco de Orellana seguirá hermoso como hasta ahora. Solo es cuestión que nos demos cuenta que así es, y aprendamos a amar nuestro pueblo y a cuidarlo para que nuestros hijos y nietos lleguen a conocer su belleza y riqueza.

Escrito por: Olson Oroche

1 COMENTARIO

Los comentarios están cerrados.