El señor Anthony Brutto se convirtió de la noche a la mañana en símbolo y estandarte obligado de la actual gestión educativa comandada por el melómano Javier Yglesias. El flamante graduado tiene en la actualidad 94 años y después de 75 largos años de estudios logró graduarse en la Universidad de Virginia Occidental. En 1939 comenzó a estudiar con todas las ilusiones en ebullición  y por diversas razones interrumpió sus estudios unas veces, pero después de un tiempo regresó al claustro. Así con subidas y bajadas, con interrupciones obligadas, con regresos inevitables, logró la proeza de usar más de 7 décadas en conseguir un título profesional.

La gallarda foto del flamante graduado cubre ahora todo el frontis del local de la Dirección Regional de Educación de Loreto. El aludido se ha convertido en todo un símbolo de las personas que quieren estudiar, de los que no abandonaron las aulas pese a los tantos inconvenientes,  de los que todavía piensan sacar sus títulos pese a lo avanzado de sus edades. Como era de esperarse muchas personas le rinden culto diariamente a tan porfiado estudiante que nunca perdió las esperanzas de conseguir la graduación. Es de verse como algunos ponen flores y prenden velas al pie de su  fotografía.

El colmo de esa biografía persistente es que no termina allí, en el logro de un simple título,  sino que va más allá. Porque ahora el señor Anthony Brutto se va a preparar convenientemente para seguir estudiando y obtener una maestría en una especialidad que le es afín. Ello le hace más interesante y le convierte en un ser ejemplar que se opone a los estudiantes que se tiran a la pera, que se hacen la vaca, que salen a chupar después de las clases, que no quieren estudiar y que pierden el año.