Los últimos acontecimientos harían dudar al propio Jorge Basadre del título de su libro: Perú, problema y posibilidad. Lo ocurrido con el magistrado Hinostroza es una cruel muestra del uso de los partidos en la función judicial – aquí en España el uso de los partidos políticos de la función judicial está a la vista de todos y pocos son los que protestan. Advierto que no sólo Fuerza Popular es quien ha usado partidariamente a este poder público. También lo hicieron los otros partidos, si no miremos como Alan García Pérez sale impune cada vez que pisa los despachos judiciales, una muestra de esta mansedumbre son las cicateras investigaciones judiciales ¿cómo es posible que no puedan probar su desbalance patrimonial?  Es decir, la docilidad no es una cuestión nueva en esos despachos. Lo que hay que evitar es el uso partidario de este poder que de verdad tiene poco poder porque depende económicamente tanto del poder legislativo o el poder ejecutivo. Está arrinconado y se deja arrinconar. En países de la periferia (pergeñado por la economía hegemónica), como el nuestro, la clase política utiliza al poder judicial para blindarse legalmente y no puedan ser investigados de los presuntos delitos que pudieran cometer si no miremos las leyes de amnistía promovidas en la época de Fujimori y la sumisión del Tribunal Constitucional de ese período. Hace unos días leía a un magistrado de Loreto que citaba una verdad de Perogrullo, con mucha pompa y solemnidad,  que la corrupción es un cáncer, el pobre hombre andaba y anda muy despistado, es una muestra de no ver el problema. Es una infeliz realidad que nos topamos. En estos momentos tenemos un poder judicial secuestrado por la clase política, a un Poder legislativo liderado por Fuerza Popular  que está enfrascado en tomar las bridas del poder a toda costa, sin importar a quien se ponga por delante e incluida la corrupción. Las justas electorales generales fueron una prueba de fuego a la clase política para que depusieran sus intereses partidarios y lograran consenso en algunos temas centrales. No fue posible, siguieron erre con erre. El Poder Ejecutivo no se tomó en serio su papel y fue debilitado, día a día, por la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular. Con este panorama ¿tenemos un país en quiebra institucional? o ¿somos acaso un Estado fallido? Las mínimas funciones de los poderes públicos en una democracia liberal no se cumplen, pero seguimos ignorando el problema y nos comportamos como si nada ocurriera.

P.D. Ante las nuevas elecciones que se avecinan en octubre no sería lógico promover el voto en blanco o la desobediencia civil para que nadie vaya a votar ¿creen que los candidatos o candidatas una vez electos van a ser diferentes a las anteriores (seguro que hay excepciones, pero una paloma no hace verano)? Me asaltan serias dudas. Con el ejercicio de la desobediencia civil mostraríamos nuestro rechazo a esta democracia de baja calidad que gozamos.

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