De pronto, se silenció el famoso soborno de los 60 dólares que supuestamente la empresa brasileña entregó al señor César Villanueva. Después de unos días de escándalo, de declaraciones tremebundas del acusado, la cosa quedó en cero. Es decir, ahora es como si no hubiera pasado nada. Así anda la justicia en el Perú.