El representante principal del Poder Ejecutivo hace unos meses era Pedro Pablo Kuczynski, quien creó un partido con las mismas iniciales de su nombre y aún antes de llegar a Palacio de Gobierno ya nos había notificado que no iba a marcar la diferencia con sus antecesores, de los que además era un cumplido colaborador. Su destitución fue por casos evidentes de conflicto de intereses y donde se perjudicaba al Estado para favorecer intereses particulares. Su gobierno era una evidencia de la alianza pública privada donde los segundos piensan en todo menos en el bienestar del pueblo. El Poder Legislativo puso en jaque mate al Ejecutivo.

Tres parlamentarios de lo que en su momento Víctor Raúl Haya de la Torre llamó el primer poder del Estado fueron retirados de sus escaños porque negociaron de la peor manera la ejecución de obras en las zonas donde fueron elegidos. Los tres llegaron al Congreso en las filas de Fuerza Popular y en su momento fueron la evidencia del conflicto de intereses que se personificaba en lo que hacían dentro y fuera de sus oficinas. Hoy los tres son investigados por el Ministerio Público y es seguro que serán juzgados por el Poder Judicial. Desde el Legislativo pasaron al Judicial.

Lo que inicialmente fue una investigación para desbaratar una de las bandas criminales más feroces del Callao devino en el descubrimiento de una banda que lejos de administrar justicia colaboraba mutuamente con el hampa. El Poder Judicial convertido así en el limpiador de criminales con la colaboración y/o apoyo de fiscales y jueces del más alto nivel. Toda la judicatura está en crisis, una vez más. Y con ello todo el Consejo Nacional de la Magistratura que, para variar, es la encargada constitucionalmente de nombrar, evaluar y destituir a jueces y fiscales. Una retroalimentación terrible. Y del CNM depende el poder electoral, con la ONPE a la cabeza, que tiene mucho que ver en la vigencia y presencia de los partidos políticos que participan en las elecciones.

Es decir, todos los poderes están infectados de lo que deberían combatir. Salvo el poder todo es ilusión. Todo. Solo que el poder adquirido por quienes hemos elegido lo han mal utilizado en complicidad con los demás poderes del Estado. Salvo el poder todo es ilusión, aunque ya nadie confía en que nos salvemos de esta situación. Pero no perdamos la ilusión.