Salvajes
Por Miguel DONAYRE PINEDO
En el norte europeo habitan unos seres humanos en estado de naturaleza. Desde sus aldeas muy confortables miran al Mar del Norte. Andan en pelotón y cuando atacan, matan. Asesinos crueles. Son seres sacados de las cavernas de la miseria humana más profundas. Habitan en las cloacas de la moral. Huelen a miseria. Desgreñados, apenas pronuncian palabras salvo cuando vociferan y van a por su presa. Bárbaros Atilas. No visten de taparrabos como la etnografía clásica [y de tópicos] los ha descrito en sus anotaciones de campo. No vienen del sur como indicaba el viejo tópico. No, nacen en sus propias entrañas de esas posesiones frías y de lluvia. En un tiempo esas tierras eran señales de tolerancia, se respetaban las ideas, eso se respiraba en el aire lejos de los tribunales de la Santa Inquisición. Al menos eso pensó Baruch Spinoza cuando su familia, luego de las expulsiones de judíos en España y Portugal, emigró a Holanda. Este español- luso- holandés mientras pensaba en su “Ética demostrada según el orden geométrico”, limaba silenciosamente las asperezas de los cristales de los lentes. Parecía un sueño, balbuceaba dentro de sí. Hoy es una pesadilla. Suman asonadas de fieras. En los diarios se publicó la noticia que un grupo de jóvenes al terminar un partido de fútbol que no les era favorable fueron a por el juez de línea. Lo agarraron a patadas por más que él estaba en el suelo. Le dejaron casi muerto y este árbitro lamentablemente murió ¿Qué llevó a estos jóvenes a asesinar a esta persona?, ¿un fallo arbitral que no les favorecía?, ¿no distinguían la realidad del juego [algunos cerebros pensantes piensan que en un partido de fútbol se juega la identidad y la nación entera, miren al FC Barcelona y su hinchada- llevan hasta su bandera]? Todo esto sucedió en Holanda. Claro, aquí la prensa mira hacia otro lado. Si hubiera pasado en Argentina, Brasil o Perú para poner ejemplos, dirían que eso sería propio de salvajes cegados por el balón. Pero sucedió aquí, todos murmuran y se hacen los locos.
LOS EUROPEOS SON IGUAL DE SALVAJES QUE CUALQUIER INDIGENA AUSTRALIANO. EN TODAS PARTES SE CUECEN HABAS. LA NATURALEZA HUMANA ES UNA.
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