Nadie sabe hasta cuándo se retrasará la gran promesa del reasfaltado de las malas calles de Iquitos. El tiempo sigue pasando sin piedad y la promesa del gobernador Elisban Ochoa Sosa sigue allí, en el aire, esperando el momento de ejecutarse. Caso contrario quedará como una de las mentiras más nefastas de toda nuestra historia.