Reo de las sombras
Por Miguel Donayre Pinedo
Un niño es entregado por su madre a un tío en el aeropuerto de Manila, quien le llevaría a California para reunirse con su padre, tíos y parte de su familia. Era parte del sueño o pesadilla americana [pueden extrapolarse también a la pesadilla europea a pesar de los Sarkozy, Berlusconi y otros gerifaltes xenófobos, curiosamente, los franceses van de políticamente correctos pero les puede más la xenofobia y racismo]. Cuando este joven filipino fue consciente que su condición migratoria era de ilegal empezó la pesadilla. El país de las ilusiones se convirtió en un infierno. Le escocía. No le sabía igual. Tuvo y tiene una vida discreta y malos tragos. En peruano, “hacerse el muertito” fue su estrategia, no hagan olas que me pueden descubrir. Sí, oculto en esos umbrales permaneció durante dieciocho años. Casi el tiempo para adquirir la mayoría de edad legal, pero él seguía siendo un reo de las sombras. Llevaba el sufrimiento en silencio hasta que un día no pudo más, explotó y dijo que estaba cansado de huir, de estar envuelto en la bruma y que era un ilegal como otros muchos miles de personas en el país de los sueños. Lo curioso de la historia es quien develó esto era un periodista filipino ganador del Premio Pulitzer.