Sigo pensando, y hoy con mayor insistencia, que uno de los grandes males de nuestro país es la mirada tan sesgada con que observamos la situación actual, la coyuntura política y social en la que hemos anclado a raíz de los fujivideos nos pone nuevamente en medio de un remolino escandaloso.
El Perú es caballo que cayó al mar, que se mantiene a flote pero que sus fuerzas no le serán suficientes mientras nos ponemos a discutir sobre por culpa de quién fue a parar a las aguas. Todos estamos con sogas, boyas y salvavidas, pero nadie lo ayuda, todos discuten y se miran entre sí para ver quien da el primer paso. Quién se manda primero para dar comienzo al raje.
Ha juramentado como presidente de la República Martín Vizcarra, quien ha pedido 10 días para presentar a su gabinete ministerial, ya le queda una semana para tal anuncio, pero a través de las redes y de cuanto medio sea posible ya venimos conociendo una decena de posibles equipos ministeriales. Listas por aquí, listas por allá, de todos los lados, de todos los frentes, y porque no, desde todos los intereses vienen ensayando su gabinete favorito. Esa es una forma de presionar o de querer imponer. Porqué demonios no se le da la oportunidad al Jefe de Estado que arme su propio equipo. Que él sea el Gareca y punto.
La única forma de salir de esta situación, de la cual nadie en su sano juicio puede sentirse contento o cómodo, es pensando y poniendo al Perú primero. Por encima de todo. Nada más puede ser prioridad para los peruanos que recuperar la estabilidad, confianza y orden Constitucional y democrático. Eso significa que todos rememos en la misma dirección, que empujemos el carro por camino seguro. No se trata de que nos sintamos los jinetes de los caballos que buscan descuartizar la patria nuestra como intentaron los angurrientos conquistadores con Tupac Amaru. ¡Y no podrán hacerlo!
Los fujimoristas ya sabemos, no de ahora sino de siempre, con que pie cojean. Las izquierdas que no sabe de unidad desde la época de «frejolito» Barrantes. La derecha y sus disparadas y disparatadas. Los partidos de siempre y sus males de toda la vida. Y los nuevos, los que afloran como la posibilidad de esperanza, terminan cayéndose y/o siendo absorbidos por sus propias ambiciones de poder.
Por eso echarle toda la culpa de esta desgracia a un solo grupo político, mirar cual pirata con un solo ojo, es simplemente irresponsable y hasta cobarde. La ciudadanía debe tener muy claro eso. No debe chupar ese caramelo de cianuro.
La mayoría de peruanos elegimos a PPK, pero no a Vizcarra como presidente del Perú. Bueno pues, hoy este señor esta frente al volante y nosotros somos los pasajeros. Hay que apoyarle para ir por buen rumbo y que los buenos vientos favorezcan a nuestro país. Lo demás es mediocridad y calculo descarado y politiquero.
Soy de los que opinam, que más que convocar a nuevas elecciones debemos apuntar a ser mejores peruanos para que a partir de octubre podamos elegir mejores autoridades. La premura, no garantiza nada. ¡Elecciones ya!, pero para qué. Quiénes serían los candidatos. Cuáles serían las alternativas. Esas nuevas opciones. Simplemente las mismas de las que tenemos ahora. Sería, pues, más de lo mismo. La misma cuchara en diferente sopa.
@RMezaS