Es difícil plantar cara a ese Gran Hermano que lo vigila todo, casi todo. Sobre todo en internet que se pensó que nos haría más libres y estamos cada vez más controlados. Es por eso paradójico que la gente muestre sin pudor sus intimidades en la red. Cuelgan fotos de ellos mismos para que sus amigos les digan ¡guapos o guapas!, se declaran amores públicos con fechas de caducidad entre otras fruslerías. En este mundo banal y líquido las circunstancias cuentan como aliado a los medios de comunicación que tratan de moldear la manera de pensar, de reír, de divertirse. La mermelada está hecha solo faltaría degustarla. Somos presos de este abrumador sistema que se ampara en la libertad que deberíamos llamarlo control (eufemísticamente se llama seguridad). En estos días de verano fuimos a la Filmoteca española a ver la película,  Redacted de Bryan De Palma. Una gran película que tiene una relevancia con lo que vivimos estos días con los medios de comunicación y la manipulación, manifiesta y grave, en la zonas de guerra. La violación y muerte de ciudadanos iraquíes por dos soldados estadounidenses es ocultado por los medios de comunicación mostrando simultáneamente, oh coincidencia, la insania de los iraquíes con las tropas invasoras que están allí por la libertad y la democracia – por favor, esto último léase con ironía. Es lo que pasa todos los días cuando nos muestran los sanguinarios integrantes de IS, que lo son, pero ocultan la fiereza y muerte que causan el Ejército de Estados Unidos y de otros estados por esas zonas del mundo, de los llamados daños colaterales. Un ejemplo de ello podría ser la muerte a personas a través de los famosos drones. Que a consecuencias de los errores de éstos mueren personas inocentes entre ellas mujeres y niños pero son solo un simple dígito en las noticias. De Palma ha sido muy valiente en denunciarlo. Cada día este sistema de libertades está tendiendo a oprimir la misma libertad que enarbola.

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