Por Miguel Donayre Pinedo
Estos días del otoño entre paseos e idas a la sierra de Guadarrama leía una novela corta de Joseph Roth, escritor austríaco que retrata o toma una foto en un momento determinado de la sociedad de cambio con la caída del imperio astro- húngaro. La novela “La rebelión” aborda el tema de una persona con una discapacidad, en la guerra perdió una pierna, en que el mundo caminaba de acuerdo al orden que él había deseado. En su momento fue condecorado, la medalla lo llevaba a todas partes de la cual sentía orgullo a igual que las personas que paseaban por donde el tocaba un organillo. Vivía de modo austero con un amigo. Un día de su vida abandona la vida de soltero para casarse con una viuda que tenía una niña. Su vida da un giro. La viuda le compra un asno para facilitarle el trabajo. Las cosas iban con él quería que fuera. Refunfuñaba de aquellos que se quejaban del gobierno, eran unos “infieles” como él los llamaba, esos descontentos. Un día toma un tranvía para llegar rápido a casa y en el viaje tiene un altercado con un abogado que había tenido un mal día en la oficina. El abogado denostaba a los infieles en los que incluía a las personas con discapacidad, alegaba que se aprovechaban de las ubres del Estado. El sale a replicar y se enzarza en una pelea que el termina en la cárcel luego que la burocracia empiece a funcionar. Le quitan hasta la licencia para tocar el organillo en los lugares públicos. Su vida ya volverá ser la misma. La viuda aborrece de su discapacidad y huye a los brazos de un jefe de policía. Luego de pasarla canutas como consecuencia del laberinto burocrático el comienza a desconfiar y se enfurruña a ese Estado que privilegia a unos y mella a los de siempre.
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