Por: Jorge Martín Carrillo Rojas

Es jueves, dos días después de la derrota de Perú ante Brasil y todos aún hablan del fracaso del fútbol peruano. Han pasado seis días del trágico accidente de tránsito entre la ambulancia de la municipalidad provincial de Maynas y una motocicleta en la que viajaban cuatro personas entre ellas dos menores. El resultado el fallecimiento de una de las menores de tan solo 3 años. La alcaldesa anuncia que se dispondrá el apoyo económico para el velorio y el entierro de la menor, y que se asistirá a los heridos. Colorín colorado el problema acabado.

Y si pues. A veces, y me incluyo, los periodistas nos quedamos con el morbo de la información, con la carnecita impresentable que la mostramos en grandes titulares y nos olvidamos que, por ejemplo, el accidente del sábado dejó a una niña fallecida, casi poco para algunos.

Y algunos colegas hacen juicio, cual peritos, médico legista y hasta jueces y fiscales, de que la conductora de la motocicleta estaba ebria y no se muestra el certificado médico legal, más allá del olor que pudiese haber emanado cuando era asistida. Haya estado con ingesta de licor la ya sentenciada conductora, serán las investigaciones la que determinen su responsabilidad en el accidente. Aunque a este columnista le han asegurado que la señora Katiuska Sáenz Weill arrojó positivo en el examen de alcoholemia, aunque no pudieron precisarme cuándo y dónde le practicaron el examen, si se tiene en cuenta que es en el policlínico de la Policía donde se realiza dicha prueba y la conductora fue llevada al hospital regional. ¿Se le tomó una muestra de sangre en el hospital y se llevó al policlínico? Una fuente asegura que en este tipo de casos un personal de la Sanidad en coordinación con la dependencia de Tránsito va hasta donde se encuentre la involucrada en un accidente de tránsito a tomarle las muestras de sangre. Esto habría ocurrido en este caso. Que el resultado sea veraz, ya queda a consciencia de las autoridades policiales, más aun tratándose de que en el accidente está involucrado un vehículo del estado.

Pero casi nadie, por no decir nadie, lanzó alguna interrogante sobre la otra parte. Sobre el conductor de la ambulancia.

Luis Alex Dávila Flores, era el que conducía la ambulancia aquel trágico sábado. Pocos nos hemos preguntado si por ejemplo el vehículo estaba con la documentación en regla y si el chofer tenía la licencia adecuada para conducir una ambulancia.

Este columnista indagó dos puntos elementales. Uno: si la ambulancia contaba con SOAT y dos: si el conductor tenía la licencia respectiva para conducir una ambulancia.

La información recogida es más que sorprendente. La ambulancia no tiene SOAT. Así como lo lee. Un vehículo del estado incumpliendo las disposiciones elementales para que pueda circular. Un vehículo para asistir a personas sin el SOAT, que en un accidente, como del último sábado, hubiese servido, quizá, para una mejor atención a los heridos.

Pero lo más lamentable es que quien iba al volante de la ambulancia lo hacía sabiendo no tener la licencia de conducir con la categoría respectiva. Luis Alex Dávila Flores presentó la licencia clase A categoría o tipo I cuando lo que necesita es la de clase A categoría o tipo II II-A.

Hurgando en internet indagamos sobre algunas categorías o tipo de licencia en Perú y esto es lo que pudimos encontrar: Dentro de la clase A, la más popular, se tiene cuatro tipos. El tipo I es el más común y con él se puede conducir la variedad más amplia de vehículos de transporte, aunque no todos, desde los usuales sedanes o hatchback (M1) hasta las pickup de carga (N1), las combis y los micros (M2). En cambio, el tipo II es más específico y se subdivide en otros dos grupos. Cada licencia incluye nuevos carros y no excluye a los de brevetes anteriores. El primer subgrupo del tipo II es el II-a, con el que puedes manejar carros oficiales de transporte de pasajeros, o lo que es igual, taxis, buses y ambulancias. También sirve para el transporte interprovincial. De otro lado, el subgrupo II-b añade a lo anterior los vehículos de carga N2 -más grandes y pesados que los N1- y nos permite acoplar remolques.

 

Es decir, Luis Alex Dávila Flores, no tenía la licencia respectiva para conducir una ambulancia que incluso no contaba con SOAT.

¿Quién es el responsable de tamaña irresponsabilidad? Me pregunto y sé que no encontraré respuestas porque se trata de un vehículo de la municipalidad provincial de Maynas y así sea de la entidad que sea hay que pasar todo por agua tibia.

Más allá de que la conductora de la motocicleta haya estado o no con ingesta de alcohol, se puede vulnerar las normas más aun cuando se trata de un vehículo que pertenece a una entidad que precisamente es la encargada de hacer cumplir a pie juntilla que se tenga los documentos necesarios que dispone el reglamento general de tránsito para poder conducir cualquier vehículo. Creo que en esta ciudad ya todo es posible, como preguntarse: quién fiscaliza al fiscalizador.

No soy quién para juzgar en este triste caso. De eso se encargarán las autoridades, en quienes por cierto, y lamentablemente, ya dejé de confiar.