Es de conocimiento público que en las diferentes gestiones hay profesionales de distintas ramas que se desempeñan en los más diversos cargos. Son gerentes, funcionarios de primer nivel, asesores internos o externos o un extraño combinado de ambos. Hay de todo como en botica. A esto se suma que las autoridades electas, en la mayoría de los casos tienen una profesión. Por lo tanto, podemos, a simple vista, decir que hay personas con amplios conocimientos y preparación en esas instancias. Hay madera dirían algunos.
Pero resulta que las maderas aquellas muchas veces son de mala calidad y están con más polillas que mueble de ambulante. Sí señor. Entonces uno se pregunta qué está fallando. Porque en las municipalidades, Gorelor y direcciones regionales hay cada asesor o gerente que por lo que dicen y hacen dan ganas de mandarles a la primaria. Son cosa seria.
Lo lógico es que una autoridad busque rodearse de los buenos y mejores profesionales. Pero que tenemos -salvo honrosas pero escasísimas excepciones- mediocres y buenos para nada. Como si a la hora de seleccionarlos agarran la hoja con el ranking al revés. Porque siempre tienen a los malos entre los malos a sus lados. Increíble.
Cómo puede ser posible, por ejemplo, que un ingeniero no sea capaz de darse cuenta que una obra viene fallado desde que era una simple idea. Y tienen la flema de querer sacudirles la culpa a los demás. De dónde los sacan. Qué experiencia han tenido antes de chapar esa gerencia. Si ni identificar los errores monumentales en los expedientes técnicos pueden.
¿Abogados? ¡uuuff! De ellos hay como cancha, son polifuncionales, de todo terreno. Están de asesores principales de la autoridad, asesores legales, jefes, gerentes, etc. Pero que no ganan nunca un arbitraje, un caso un pleitito a favor de la gestión. Al contrario, les hacen meter las cuatro a las autoridades. Sus decisiones juegan muchas veces en contra de la institución que les da de comer.
Solo denle una mirada a cada una de las diversas gestiones o gobiernos. Vean quienes están en esos altos cargos de confianza. Y nos darán la razón.
¿Cómo llegaron ahí? ¿Cómo así fueron seleccionados? ¿A mérito de qué o por qué? No sabemos, solo las autoridades tienen la palabra final al respecto.
Aunque nosotros nos animamos a soltar la siguiente hipótesis como un pensamiento en voz alta. Las autoridades se rodean de profesionales de medio pelo porque estos son fáciles de manejarlos a su regalado antojo. Se vuelven títeres y manipulables de sus jefes y de los conyugues de estos. Porque eso tampoco es un secreto que de un tiempo a esta parte las gestiones son gestiones de parejas.
Ante esto. Que no es descabellado lanzarlo, muchos profesionales de primer nivel y de prestigio y trayectoria -qué sí los hay- han confesado que así se manejan las cosas. “Quieres trabajar pero vas a hacer lo que nosotros queremos”. Es lo que siempre condicionan. Por eso los buenos y excelentes profesionistas no aceptan. Ahí es cuando, cual prostitutas, se acuestan facilito en el lecho del poder de turno esos mediocres que están llevando a la deriva a las gestiones y consecuentemente a los distritos, provincias y región. Qué desgracia.