Algunos voceros de partidos políticos ingenuos (o comprometidos con la corrupción que saben que legalmente estarán impedidos) están pensando en no participar en las elecciones complementarias parlamentarias del 26 de enero. A manera de protesta, dicen, quieren dar una lección por haberlos sacado del tablero político tras la disolución del Congreso.

Sería un error fatal para sus intereses partidarios y obviamente significaría su desaparición del espectro nacional. Dadas las circunstancias actuales, el devenir político en los próximos tres meses y la debilidad y reflotamiento de uno y otro partido ¿cuál sería el pronóstico en número de los 130 congresistas que tendrán que ser elegidos para un año y meses en función?

Es evidente que el fujimorismo seguirá sobreviviendo. Hay un núcleo duro y Albertista que seguramente promoverá por lo menos unos 20 parlamentarios, que ya sería un éxito ante sus actuales circunstancias. Incluso los apristas deberían evaluar seriamente participar con ellos para no perder su inscripción porque hay que ser sinceros si van solos correrían hacia la extinción por propia culpa. Participar con el fujimorismo no sería sino sincerar en las urnas lo que ha pasado en términos prácticos en los últimos años.

El traslado de un sector vinculado o afines a la derecha estaría mudando casi naturalmente hacia el Partido Morado a la cabeza de Julio Guzmán. Ellos serían los más beneficiados y ahora que ya tienen inscripción por lo menos 35 parlamentarios – si no es más – colocarían. La izquierda es la otra beneficiada y, aunque no hay trasvase en sistema electoral, los méritos de esta lucha contra el fujiaprismo los podrían premiar llevándolo a duplicar sus curules, es decir por lo menos 40 escaños intentarían ocupar.

Aunque están ligados a esta inestabilidad por estar vinculados al intento de vacar a Martín Vizcarra APP de los Acuña estarían sosteniendo su sólido norte llevando por lo menos unos 10 parlamentarios lo mismo que Acción Popular, también manchado con algunos de sus indecisos representantes ante la coyuntura actual.

Números más, números menos, los caudillos regionales vinculados a ciertos grupos podrían sumar o restar a este número, pero este pronóstico podría oscilar entre esos promedios. El tema es ¿quiénes querrán o podrán participar en el proceso sabiendo que no podrían reelegirse para el mandado de cinco años a partir del 2021? Lo otro, es decir abandonar a los que sí participarán sería abonar con la izquierda y afines que intentan imponer como tema fundamental la Asamblea Constituyente de tal modo que al 2021 obtengan no sólo el Parlamento sino el Ejecutivo. Todo eso lo han generado esos que ahora lloran.

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