Una muerte, muchas muertes
Por Miguel Donayre Pinedo
La muerte de inmigrantes de diferentes nacionalidades por la frontera de Estados Unidos y México pone los pelos de punta. Las imágenes que se mostraban en los telediarios eran de por sí crudas. Espeluznantes. Cuerpos sobre cuerpos. Estaban muertos y ejecutados. Parece ser que los narcotraficantes se han encebado con personas que buscaban un mundo mejor para sus familias ingresando, furtivamente y a hurtadillas, en el primer mundo económico. A través de las grietas que pueden haber en esa pared física y legal. Iban a buscar trabajo. Además hay que sumar a la situación en la que se encontraban: pobres, extranjeros y “sin papeles”. Aquí se supo la noticia pero no he leído hasta el momento ninguna voz de protesta por la muerte de estas personas. Es una afrenta a la dignidad humana. Es una grave violación a un derecho humano. Hay mucho pan que rebanar. Ojala un día nos indignemos.