El Presidente y el bolero
Por Miguel Donayre Pinedo
Parece un título de una novela como, “La guaracha del macho Camacho”. Estupenda novela. Pero esto es más triste, se trata de un mandatario, suramericano para más señas, que le gustaba cantar y Vargas Llosa lo retrataba bebiendo como un cosaco, pero él y el novelista olvidaron ese incidente, pasó al olvido. A este bendito varón peruano se le daba al cante, al baile a pesar de su gordura alimentada por grasas saturadas y el poco amor a los deportes, con denuedo, movía el esqueleto como una peonza. Baila solo o acompañado no le interesa, es un Presidente de la República que sueña ser un país de primera, desarrollado y amenaza repetir mandato. No hay evento que no cante, es más le entusiasma hasta las carnes. Mueve el pie, le pica la boca. Pide el micrófono y cuando menos espera sale la voz para opacar a cualquiera (y de paso te tapas los oídos ante tantos gorgoritos). Para más INRI todo esto ocurría en los funerales del cantante de boleros Lucho Barrios.