ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

Un libro nuevo escrito por Percy Vílchez Vela está por aparecer. Por ese privilegio que tenemos los editores he disfrutado leyendo sus páginas aún antes de ingresar al proceso final de impresión. Percy, lector empedernido y escritor a tiempo completo, ha dicho sobre su novela que “En la historia amazónica no escrita figura que un día de junio de 1957 un grupo de ciudadanos se aglomeró en el cine Bolognesi para protestar, específicamente contra un empresario Cavero Paz, contra el alza del precio de la entrada de un estreno a una película de Cantinflas. Ese hecho, que me parece singular de parte de la comunidad iquiteña, ha permitido que yo recree en la novela todo ese evento y también mostrar la importancia del cine en todo el mundo”. Han pasado 63 años y dos meses de ese hecho y son pocos los que recuerdan a sus protagonistas. Ni siquiera los familiares lo tienen en su calendario cívico genealógico.
El Presidente de la República, Fernando Belaunde Terry, en el discurso de fiestas patrias de 1968 ante el Congreso dijo esto: “Como consecuencia de la alteración del orden público ocurrida en la ciudad de Iquitos el 28 de junio, ha habido que lamentar pérdidas materiales; el fallecimiento de uno de los jóvenes manifestantes y la existencia de numerosos heridos. Para los efectos legales a que hubiere lugar, se ha remitido, al Consejo Supremo de Justicia Militar, el atestado instruido en la División de Seguridad del Estado, dándose cuenta del resultado de las diligencias practicadas con motivo de tal alteración del orden que, por información de que se dispone, no pueden ni deben entenderse como acontecimientos aislados. Ellos, obviamente, forman parte de un programa internacional de subversión, en el que elementos disociadores, dirigidos por expertos extranjeros, tratan de destruir el régimen democrático imperante en la República”. He consultado de manera remota -así lo exige la pandemia que ha cerrado bibliotecas- a varios que tienen como razón y motivo de vida escarbar sobre la historia de Iquitos y ninguno me ha podido confirmar a qué se refería el arquitecto. Ni siquiera los correligionarios. Que pendiente conocer más de esa historia reciente. Alguien se interesará por el tema. Ojalá
En marzo de 1964 hubo una expedición Requena-Yaquerana que terminó con varios muertos. En un libro inédito escrito por Javier García, el antropólogo Alberto Chifir afirma que “El periódico El Comercio siguió los acontecimientos mediante una serie de artículos, la revista Caretas publicó un artículo principal sobre el conflicto y la prensa internacional propagó varios reportes. Pero todos esos reportes fueron superficiales y basados en información proporcionada por personas que no participaron en la expedición. Consecuentemente, los escritos estuvieron acribillados por errores”. Ojalá que el libro de García pronto vea la luz para que ilumine el conocimiento sobre un hecho del que muchos hablan y pocos conocen.
Nos sobran hechos, nos sobran palabras. Nos sobra historias, nos falta libros. Carecemos de un proyecto donde se tenga como tarea la búsqueda de datos para escribir sobre -historias novelas o novelas históricas- lo que ha sucedido en Loreto. ¿Qué lindo sería que, por ejemplo, cualquier autoridad distrital, provincial o regional, destine tiempo y dinero para encargar investigaciones que se conviertan en publicaciones? Sé que es mucho pedir. Sé que es una utopía. Sé que quienes lo han intentado han arado en el río/mar amazónico. Sé todo eso. Por eso la publicación del libro del mejor escritor vivo de la Amazonía -¿se nota que me refiero al poeta Vílchez, di?-, la pretendida investigación sobre lo que hicieron los iquiteños en junio de 1968 y que provocó la ira e insensatez del arquitecto y la posibilidad de publicación del libro de Javier García tienen que contradecir al pesimista que llevo dentro. Llegará el día en que una autoridad enajenada deje la angurria por el antimonio y emprenda la hermosa tarea de financiar investigaciones que terminen en publicaciones.